Nunca la aprobación de unos presupuestos como los que ha sacado adelante este viernes el vicepresident Pere Aragonès con tenacidad fueron tan imprescindibles para Catalunya y tampoco nunca como en esta ocasión han quedado tan rápidamente obsoletos. Esta es la paradoja de la crisis económica sin parangón que ha provocado el coronavirus y que ha dejado a todas las administraciones indefensas para hacerle frente ya que la lucha contra la pandemia necesita muchos más recursos en salud y toda una batería de ayudas a parados, trabajadores, autónomos, pequeñas, medianas y grandes empresas; tantas, que son literalmente inabarcables.

En el caso catalán habrá que hacer frente a la crisis con el hándicap de un déficit fiscal histórico del que habría que hablar mucho más a menudo y explicarlo mejor a nuestros compatriotas, y que acaba maniatando cualquier iniciativa de calado y cualquier esperanza de una mínima autonomía financiera.

Aunque esta sea la situación actual, el aumento del gasto en 3.070 millones de euros, concentrado, fundamentalmente, en áreas sociales del Govern ayudarán a paliar la extrema necesidad actual y a la que no se podía hacer frente sin unos nuevos presupuestos. Partidos de la oposición como el PSC y la CUP han perdido, por razones muy diferentes, una oportunidad no apoyando las cuentas públicas. La pandemia sanitaria y la dimensión de la crisis económica que se vislumbra les ofrecía una situación magnífica para rectificar por algo que ellos en Madrid siempre piden: responsabilidad.

No había que esperar nada de PP y Cs, que juegan claramente en otra liga, que no es la de tirar del carro de la gobernación en Catalunya ya que carecen de poder alguno en todos los niveles de la administración: desde el autonómico al provincial, acabando en el comarcal y el municipal. Pero ese no es el caso del PSC, que pese a ello ha preferido hacer un discurso nada diferenciado del de la derecha española en la que critica en Madrid para distanciarse de los independentistas, a los que a su vez necesita en el Congreso de los Diputados.

El independentismo catalán, tan propenso a olvidar demasiadas veces las afrentas del PSC en el Parlament cuando se les necesita, debería tener en cuenta en el Congreso de los Diputados la moneda con la que se le paga en Catalunya. Lo hace el PNV casi a diario y no parece que le vaya tan mal.