Los tiempos en política llegan cuando llegan y uno no los puede elegir. Por ello no deja de ser paradójico que en plena Operación Diálogo, que este lunes ha tenido una cuidada puesta en escena en la delegación del gobierno español en Barcelona con la presencia de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en la toma de posesión de Enric Millo, se cruce como un obús el suplicatorio de Francesc Homs que votará este martes el Congreso de los Diputados y que no deja de ser un ejemplo más de la judicialización de la vida política catalana. Durante los últimos cinco años, el Ejecutivo español no ha dejado de actuar por la vía judicial contra el independentismo y ha arrinconado cualquier iniciativa política de diálogo por pequeña que pudiera ser.

Que esa política del gobierno español fue un error mayúsculo era una evidencia. Hoy en día, no hace falta que lo digamos los que hace tiempo que la venimos criticando: lo dicen ellos y en voz alta propagan que la van a cambiar. Incluso la vicepresidenta se ha reservado un despacho en la delegación del gobierno con la voluntad de abordar in situ la carpeta catalana. El principal problema del PP, no obstante, no es otro que la política del pasado lo va a perseguir en el futuro. El caso de Homs es un primer ejemplo. ¿Se puede hablar de diálogo al tiempo que se mira con argucias judiciales inhabilitar a tu competidor? Otro ejemplo: acaba de salir la sentencia del Tribunal Supremo confirmando la sanción al exjuez y hoy diputado Santiago Vidal de tres años de expulsión de la carrera judicial. El resultado de la votación –21 votos contra 11– pone de manifiesto que una minoría significativa considera que la sanción por participar en la elaboración de un proyecto de Constitución catalana en su tiempo libre era una exageración. 

La discusión parlamentaria sobre la concesión o no del suplicatorio de Homs tendrá horas antes en Madrid un acto político inusual con la participación de un amplio bloque de partidos que le darán apoyo a Homs y se pronunciarán en contra de la judicialización de la vida política. Que, además, este hecho no se circunscriba exclusivamente a partidos catalanes como PDECat, Esquerra y En Comú Podem y se sumen Podemos o PNV ofrece una situación también nueva en el tablero político español. Hay una mayoría aritmética de PP, PSOE y C's pero nunca una situación como esta se había producido en los suplicatorios que ha pedido el Tribunal Supremo en los últimos años. Y eso debería hacer reflexionar a los partidos partidarios de conceder suplicatorio. Con este bagaje las probabilidades que el diálogo vuelva a quedarse en sólo palabras no es una mera especulación, sino la hipótesis más probable.