Pongamos las cosas en claro: Catalunya pasará este jueves a la fase 3, el día 21 se levantará el estado de alarma instaurado por Pedro Sánchez el pasado 14 de marzo, se abrirán al día siguiente las fronteras para la llegada del turismo europeo y los residentes podrán viajar libremente por todo el territorio español. Es lo que se llama propagandísticamente hablando "la nueva normalidad". El lenguaje monclovita para alejar fantasmas y críticas. Pero no nos engañemos, la nueva normalidad no es otra cosa que un eufemismo generoso para dejar claro que no estaremos en la normalidad y evitar así decir que, en realidad, lo más apropiado al nuevo estadio no es otra cosa que la falsa normalidad. Pero claro, decir que España entra en la falsa normalidad suena duro y hay que buscar palabras que acompañen el aterrizaje en la difícil situación que ahora se inicia.

Porque llamar nueva normalidad a la situación actual es como una broma de mal gusto y los políticos deberían tener cuidado con la utilización de este término ya que pueden encontrarse con una legión de ciudadanos irritadísimos con el panorama que tienen por delante. ¿Será quizás porque ellos se han enterado menos que el resto de los mortales y su sueldo ha padecido bastante menos? ¿De qué normalidad se les va a hablar a los más de 700.000 trabajadores afectados por un ERTE en Catalunya y que no saben si recuperarán el puesto de trabajo o directamente pasarán a ingresar las listas del paro? No hablemos de las decenas o cientos de miles de trabajadores que aún están pendientes de cobrar la prestación. ¿Y los comerciantes que no van a volver a abrir por la pandemia, en parte, pero también por la presión tributaria que los ha dejado al descubierto? Tampoco serán los autónomos, a los que se ha perseguido de una manera abusiva para ingresar algo de dinero en las maltrechas arcas de las finanzas públicas del Reino de España...

La única normalidad que yo veo es la de la presentación de la declaración de Renta y Patrimonio que se inició puntualmente como estaba prevista el 1 de abril y finalizará el 30 de junio. Sin prórroga alguna y con la mayor normalidad del mundo. Haya emergencia sanitaria o no la haya; con los muertos aún por contar, en una gestión catastrófica del Ministerio de Sanidad que hace 11 días -¡¡11 días!!- que no actualiza la cifra total de fallecidos de coronavirus en España, y que está clavada en 27.136 personas. Con enormes dificultades para los contribuyentes para reunir su documentación y con las gestorías a rebosar, ya que pese a ser servicios esenciales desde el primer día muchas han ido recuperando la normalidad a medida que se levantaban las fases sanitarias, lo único importante es mantener el calendario de la visita a Hacienda. 

Hay dos lemas en España que han dejado de tener vigencia alguna: "la justicia es igual para todos" y "hacienda somos todos". Quedan muy bien para la propaganda oficial , o para hacer anuncios en televisión, pero a la hora de la verdad, solo valen para unos pocos.