Solo puede ser fruto de los intensos calores del verano de este año, en algunos sitios las mayores temperaturas registradas hasta ahora, la frase siguiente del presidente del Gobierno en el palacio de Marivent: “Felipe VI siempre ha tendido puentes con Catalunya”. Fue después de un distendido almuerzo de las dos parejas y del posado correspondiente que va a llenar las portadas de los diarios y los informativos de televisión y, según el parte meteorológico, con una sensación térmica de 47º.

Aunque, bien pensado, a lo mejor no es solo el calor, ya que Pedro Sánchez, la semana pasada, al acabar su último Consejo de Ministros dejó otra frase para analizar: el reinado de Juan Carlos fue ejemplar. Es fácil pensar que el uso de la palabra ha deteriorado su significado, porque si vamos al diccionario el sentido es otro. Las revelaciones de la princesa Corinna no permiten hablar ciertamente de un reinado ejemplar, algo que, por otro lado, su precipitada renuncia al trono ya permitía intuir. Eso mismo debe pensar su hijo, que le ha retenido lejos de Palma para no coincidir en pleno escándalo sobre la honorabilidad de la monarquía española.

Más llamativo, sin embargo, es que diga que el Rey siempre ha tendido puentes con Catalunya, ya que más bien lo que ha hecho ha sido cortarlos. Los dos últimos presidentes del Parlament ―Carme Forcadell y Roger Torrent― no han sido recibidos en la Zarzuela para la correspondiente comunicación de la elección del president de la Generalitat. Eso sería tender puentes para evitar la desconexión política y social que se ha producido en Catalunya con la monarquía española.

¿Y su discurso del 3 de octubre, después de la violencia policial del 1-O, exactamente qué puentes tendió? Serán, en todo caso, puentes para irse de España. Pero mucho me temo de que no eran esos puentes a los que se refería Sánchez.