Decía el filósofo y pensador británico Edmund Burke que el miedo es el más ignorante, injuriosa y cruel de las consejeras. Es muy probable que el presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, no haya oído hablar nunca de Burke pero está dirigiendo el club desde la derrota del pasado jueves de la Supercopa frente al Atlético de Madrid en Arabia Saudí de una manera que se acerca mucho al ridículo. Fuimos legión los que al finalizar la pasada temporada defendimos el cambio de entrenador ya que era más que evidente que Ernesto Valverde no tenía las hechuras suficientes para afrontar otro año más.

Bartomeu desatendió todos los consejos, también los de muchos de sus compañeros de junta directiva, pensando, quizás, que después de las humillantes derrotas de Roma (2018) y Liverpool (2019) no habría una tercera ocasión. Era el momento para hacer foc nou, recuperar el modelo Barça que se ha ido perdiendo y trazar un nuevo rumbo. El miedo y la mediocridad lo bloqueó todo.

Pero nada de lo sucedido en las dos últimas temporadas ha llegado al extremo de este nuevo ejercicio y de lo que ha sucedido en las últimas 72 horas en que se ha hecho una retransmisión en directo del casting para buscar sustituto de Valverde y sin cesar al Txingurri. Se buscó primero el carisma de Xavi Hernández, el mítico centrocampista de Terrassa. De haber aceptado hubiera sido un perfecto pararrayos para Bartomeu, pero le dio calabazas como hace unos meses también rechazó Carles Puyol la oferta de ser el director deportivo del club. Dicen que también le ha desairado en las últimas horas Ronald Koeman y que se busca contra reloj un entrenador que pueda sentarse inmediatamente en el banquillo durante unos pocos meses.

Aquellos que tienen mucho a perder tienen mucho a temer, dijo también Burke. La temporada aún está muy en sus inicios y como el fútbol es caprichoso el Barça aún puede acabarla bien. Y ojalá sea así. Pero los deberes se han de hacer y no tiene ningún sentido que Bartomeu agote el último año de su mandato. Lo mejor sería convocar elecciones al inicio del verano y que un nuevo presidente, con el aval de los socios, encare sin ataduras un nuevo mandato.