Es probable que nunca hasta la fecha los partidos catalanes hayan estado tan pendientes de unas elecciones menores y distantes como las de la Comunidad de Madrid cuya campaña electoral se ha iniciado este domingo y se celebrarán el martes 4 de mayo. Varias son las razones que las hacen diferentes y que convierten estos comicios es un doble plebiscito: Sobre Pedro Sánchez y sobre Isabel Díaz Ayuso. El líder socialista se ha lanzado a detener a la presidenta de la comunidad e impedir que se mantenga en el gobierno con el apoyo de Vox en una jugada de riesgo que de no salirle bien va a condicionar la legislatura española, los pactos, los acuerdos y los compromisos. De entre ellos, los indultos a los presos políticos catalanes repartidos en las prisiones de Lledoners, Wad-Ras y Puig de les Basses.

Sánchez sabe que tendrá que mover pieza ya que así se comprometió con la aprobación de los pasados presupuestos generales del Estado con Esquerra y lo ha ido demorando primero con las catalanas del 14 de febrero y más tarde con las del 4 de mayo. Un revolcón en Madrid de los socialistas sería una derrota personal de Sánchez, a quien se le abrirían un buen número de frentes políticos, reforzaría el discurso de la derecha política, daría alas a los sectores judiciales más conservadores pero, en cambio, situaría en el centro del tablero político español a los 13 diputados de Esquerra y, si el acuerdo independentistas fuera total, a los 23 parlamentarios que suman con Junts, PDeCAT y la CUP. Iniciativas como la ley de amnistía presentada y rechazada en el Congreso tendría un recorrido diferente si el independentismo fuera a por todas y no fuera un mero acto de postureo para satisfacer a sus bases.

Obviamente, impactaría sobre la fallida mesa de diálogo en la que el gobierno español no ha creído nunca pero que le ha permitido trasladar a la opinión publica una falsa imagen de partido dialogante cuando, en la práctica, no ha habido en lo que respecta a la represión al independentismo una diferencia sustancial con el PP de Mariano Rajoy. Entiendo que eso moleste en Catalunya al gobierno de PSOE y Podemos, pero me gustaría decir lo contrario y no encuentro ejemplos para ello.

Todo eso se juega en Madrid el 4 de mayo en medio de una campaña en que curiosamente la derecha va a poner el acento en las cesiones que ha hecho al independentismo. Cesiones que no han existido pero que ya le va bien a Sánchez en el juego político de la capital para aplazar una y otra vez sus acuerdos y los indultos. Y seguir jugando con la libertad de los presos políticos.