La noticia de que el major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, visitó hace aproximadamente un mes el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional y el Palacio de la Zarzuela y que la cúpula de la Conselleria de Interior, incluido el conseller Joan Ignasi Elena, no tenía conocimiento de ello ha causado entre sorpresa y malestar. Interior ha rehuido agrandar la polémica con el convencimiento de que cada una de las visitas debe tener una explicación y que tendrá que ver con reuniones operativas en función de su cargo.

En cualquier caso, la manera como se ha conocido la noticia, a través del diario La Razón, y que nadie ha negado, deja en una posición incómoda tanto a Trapero como a la Conselleria, ya que una ronda de reuniones en estos tres estamentos, sobre todo la del Palacio de la Zarzuela, la residencia oficial de Felipe VI, parecería normal que el major la hubiera reportado a sus superiores y que estos no se enteraran por los periódicos.

Aunque las declaraciones que efectuó Trapero en la Audiencia Nacional durante el juicio que le absolvió del delito de sedición le dejaron en una posición difícil, ya que dejó claro que durante los sucesos de octubre de 2017 tenía listo un operativo para detener al president Carles Puigdemont, el conseller Miquel Sàmper le restituyó en el puesto una vez fue absuelto por el Tribunal. No fue una decisión fácil para Sàmper, ya que una parte importante del independentismo quedó muy sorprendido por su contundencia en la Audiencia Nacional. También contribuyó la voluntad decidida del major de recuperar el mando del cuerpo.

Lo cierto es que la unanimidad profesional que tenía ganada de su etapa anterior quedó en entredicho y su retorno al cargo no ha estado exento de algunas incidencias. En la única entrevista que ha concedido, el pasado mes de junio en TV3, declaró que si el president Pere Aragonès le propusiera hacer otro referéndum no pactado su posicionamiento sería el mismo que en el año 2017, cumplir la ley, "que es a lo que estamos obligados".

El major Trapero, aunque ocupe el rango más importante del cuerpo de Mossos d'Esquadra, ni está solo, ni trabaja al margen de la Conselleria de Interior. Presuponer que puede mantener esta agenda, con las lógicas interpretaciones que se pueden hacer, es un flaco favor al poder político que, en última instancia, es el que responde ante los ciudadanos. No es imaginable que en el Ministerio de Defensa o en el de Interior se produzcan situaciones similares desde el desconocimiento más absoluto. Y cuando en el pasado han sucedido situaciones que no tenían una fácil explicación para la opinión pública se han enmendado.