En la Catalunya que no llueve y que padece una gran sequía, el agua y la nieve caída este sábado es, sin discusión alguna, una gran noticia. Nunca tantos sectores económicos del país se han alegrado tanto por algo tan corriente como que en invierno llueva y en cotas superiores a los 600 metros se produzcan una o dos nevadas. Imágenes de postal en el Pirineo en medio de una Catalunya blanca con carreteras cortadas en nueve comarcas catalanas —Vall d'Aran, Pallars Sobirà, Pallars Jussà, Alt Urgell, Alta Ribagorça, Berguedà, Solsonès, Cerdanya y Ripollès— y un respiro para las estaciones de esquí, los payeses, los embalses y los ríos del país, con precipitaciones que en muchos sitios no se recordaban desde hace un año y medio.

También una tregua para los municipios de la costa norte del país, que aunque en menores dimensiones, han recibido entre 20 y 30 litros de agua, muy poco para lo que ha caído en la zona norte del país. Los payeses han visto regados sus campos, pero sus dificultades continúan siendo importantes. Tendrán que seguir apretando a las administraciones y partidos políticos para que se conciencien de que con palabras o limosnas el futuro del país que tenemos es imposible. Y revertir el presente para volver a unos años atrás, una fantasía.

Es curioso, cómo lo ha entendido antes la ciudadanía que los poderes públicos. Son realmente ejemplares, al menos hasta la fecha, las protestas que los payeses catalanes están llevando a cabo, pero también el comportamiento cívico de los que se ven inmersos en alguna de las acciones de protesta. En dos ocasiones, durante estos últimos fines de semana, he comprobado cómo se producían colas que llegaban a las dos horas y los vehículos afectados, lejos de mostrar su irritación, se solidarizaban con los payeses subidos en sus tractores. No sé si el Govern, pero también los partidos, han cobrado conciencia de la expansión de la problemática entre la ciudadanía, encerrados en sus despachos de la capital.

Los payeses han visto regados sus campos, pero sus dificultades continúan siendo importantes

No recuerdo un momento en los últimos años en que la problemática de la Catalunya abandonada irrumpiera con tanta fuerza y se vieran tanto las costuras de un país que, lejos de sentirse orgulloso, tiene un sentimiento combinado de deuda y admiración. Es cierto que en el mundo informativo actual, las noticias desaparecen a velocidad de vértigo. Pero la combinación de la crónica sequía que asola el país y la problemática del campo ha escalado como nunca en el panel de noticias de alto interés. Eso, combinado a una irritación alta de los afectados, hace pensar que este tema seguirá siendo importante en los próximos meses.