El tercer día de la campaña electoral del 14-F no lo han protagonizado los políticos sino Leo Messi, el mejor jugador de fútbol de la historia, y un presidente de la gestora del club que llegó para hacer una breve transición y se ha aferrado al sillón con una desmesura que, de no ser tan grave la situación del club, daría hasta risa. Carles Tusquets, extesorero de la junta directiva de Josep Lluis Núñez con 27 años y hoy empresario y banquero, según reza en su currículum está a mitad de camino entre un embaucador y un frustrado aspirante a la gloria, que siempre le ha sido esquiva. Perdió contra todo pronóstico la presidencia de la Cambra frente a Joan Canadell, lo que le alejó de los intereses de los que habían contribuido a auparle, y desde el 28 de octubre, cuando logró un cargo que debía ser efímero, ha hecho todo cuanto ha estado en su mano para perpetuarse y tener un protagonismo que los estatutos del club no le otorgan.

Pero ninguna de las bombas que han ido estallando a su alrededor tienen la envergadura de la filtración del contrato de Leo Messi que, sobre todo, busca desacreditar al jugador argentino y amplificar aún más la desestabilización del club. Que Messi ha ganado mucho dinero es una obviedad, pero esta ecuación no puede hacerse sin tener en cuenta todo lo que le ha dado a la entidad blaugrana. En el debe y haber el club ha salido ganando, a diferencia de lo que sucede en estos momentos con muchas de las vacas sagradas de la plantilla, por las que se han pagado en los últimos años verdaderas fortunas.

Pero una vez superado el morbo, lo realmente importante es como ha podido salir a la luz pública un contrato que estaba bajo siete llaves y cuya filtración deja varios perjudicados -el jugador, el primero- y algún beneficiado oculto, o a lo mejor ni eso, sino tan solo irresponsable. Casualmente, la filtración se produce en medio de esta gestora interminable, cuyo presidente fue el primer responsable de la entidad en decir que el hubiera vendido a Messi en verano. Ahora un diario de Madrid y un periodista catalán especializado en información económica, sobre todo catalana, dan una noticia deportiva. Durante las últimas dos semanas se han hecho varias filtraciones que destabilizan el vestuario. Y también la campaña electoral. Se ha echo de todo menos irse y facilitar una transcición democrática en el club. Estoy a la espera de conocer este mismo lunes el alcance de la demanda contra el diario que ha anunciado el club.

La situación no deja de ser curiosa: Un TSJC impidiendo cualquier aplazamiento por la Covid-19 y forzando las elecciones del 14-F y un presidente en funciones con argumentos para haberlas celebrado el 24 de enero si hubiera colocado más sedes electorales -y también si el Govern no hubiera sido tan timorato- retrasándolas al 7 de marzo. Mientras, Tusquets juega a bombero pirómano.