Que el Barça haya quedado eliminado de la Champions y haya perdido la Liga por errores propios no debe servir para tapar que el arbitraje del pasado domingo en el Santiago Bernabéu fue escandaloso e impropio de una liga en la que hay en juego tantos intereses deportivos como económicos. Hace bien el Fútbol Club Barcelona en protestar contra el mal uso del VAR y amenazar con acabar, si es necesario, en la justicia, aunque la hipotética demanda tenga poco o ningún recorrido, si se puede confirmar que el gol anulado a Lamine Yamal era legal y el balón había entrado totalmente en la portería, como así parece. El colegiado César Soto Grado, del colegio riojano, con escasa experiencia en partidos importantes —arbitró su primer clásico— y ausente de la élite arbitral, fue el escogido para un partido que podía marcar el desenlace de la Liga cuando otros compañeros suyos disponían de más galones.

Fue una decisión equivocada, aunque no la única. El árbitro del VAR, José María Sánchez Martínez, no estuvo acertado, como se puede escuchar en los audios con el equipo arbitral hechos públicos por la Real Federación Española de Fútbol. Asegura que no puede validar el gol porque "no tenemos evidencias de que el balón haya entrado en su totalidad". A aquellas horas ya había imágenes que le rebatían y, con el paso de las horas, nuevas fotografías han hecho más evidente un error que es absolutamente inaceptable con la tecnología actual. No fue el único error, aunque sí el menos discutible, porque las imágenes zanjan cualquier debate. Pero Soto Grado fue protagonista de otros errores, más opinables, ciertamente, pero en los que su decisión acabó cayendo toda del mismo lado y perjudicando siempre al mismo equipo.

Dicho todo lo que corresponde a un partido concreto, hay que hacer balance de la temporada en el mes de abril, lo que ya de por sí es una mala noticia y quiere decir que la temporada no ha sido buena. Perdió en enero la final de la Supercopa de España en Arabia Saudí frente al Real Madrid (4-1) y fue eliminado en la Copa del Rey, también en enero, en cuartos de final por el Athletic de Bilbao. Ya en abril, ha caído eliminado en cuartos de final de la Champions frente al Paris Saint-Germain, después de perder en el Lluís Companys y tras una pésima gestión del partido de vuelta, y se ha quedado fuera del Mundial de Clubs de 2025, que tendrá un nuevo formato y contará con 32 clubes participantes y por el que dejará de ingresar 50 millones de euros. Su ausencia entre los 12 equipos europeos se debe a que no ha sido ninguno de los cuatro campeones de la Champions League entre 2021 y 2024, ni tampoco se ha clasificado entre los ocho clubes por su rendimiento en la máxima competición continental en ese período. Como colofón de la temporada, está su actual segundo puesto en la Liga, a 11 puntos del primero, el Real Madrid, y a dos del tercero, el Girona.

Hay que hacer balance de la temporada del Barça en el mes de abril, lo que ya de por sí es una mala noticia y quiere decir que la temporada no ha sido buena

Ese es el balance deportivo de la temporada y es el que debería marcar la pauta para la planificación de la que viene y la elección o no de un nuevo entrenador, un capítulo que parecía cerrado y que ahora parece haberse vuelto a abrir, ya que Xavi Hernández estaría dispuesto a dar marcha atrás de su anuncio del pasado mes de enero. Xavi tiene a su favor el descubrimiento de talento de las categorías inferiores —Yamal, Cubarsí o Fermín son tres ejemplos—, su indiscutible amor al club en el que lo ha sido todo y el conocimiento de la entidad, el Barça més que un club. Pero también tiene cosas en contra: una imagen de poca seriedad, con primero me voy y ahora me quedo; también, serias dudas sobre su capacidad para sacar lo mejor de sus jugadores y dirigir una plantilla ganadora y ambiciosa en todas las competiciones. O su carácter impulsivo, que está bien en su justa medida, pero que cuando se desboca en el terreno de juego, acaba siendo un problema para el equipo y los propios jugadores.

Aunque no debería estar en la ecuación, también hay otro elemento que puede ayudar a posicionar a aficionados favorables y contrarios: el sustituto. Y aquí, a la espera de noticias, solo hay rumores. Y lo que se escucha no es más tranquilizador que darle una nueva oportunidad al entrenador de Terrassa.