Cuando las campañas son tan aburridas como ésta y los dirigentes de los partidos se dedican a ir por televisión a participar en programas de gran audiencia pero en general culturalmente poco educativos/informativos para la sociedad, suceden cosas como que los debates quedan durante días dando vueltas y más vueltas, como si se tratara de un partido de tenis donde la pelota va pasando de un lado a otro de la red. A Podemos le ha pasado estas últimas fechas en dos temas: el corredor mediterráneo y el referéndum de independencia en Catalunya. Y la formación de Pablo Iglesias se queja de ser escrutada en exceso cuando lo primero que debería saber es que se acostumbra a fiscalizar mucho más cuando las expectativas electorales son altas y lo que se dice o se propone puede acabar siendo importante para los ciudadanos.

El caso del corredor mediterráneo quedó mal resuelto en su programa electoral y ellos lo saben, por más que traten de defenderse a partir del programa de En Comú Podem o de otras confluencias. Cuando un partido se presenta ante los ciudadanos con expectativas de gobernar España, su programa debe ser global y tener una visión panorámica de las necesidades del país. Y además saber cuales han sido las decisiones de la Comisión Europea para no acabar proponiendo cosas que Bruselas ya ha descartado. Ya imagino que Colau y Domènech lo tienen claro pero las cosas han de quedar por escrito en el programa de Podemos para poder seguir la pista de sus compromisos electorales. En materia ferroviaria es necesario enlazar en alta velocidad Algeciras con la frontera francesa y que el tren sea de mercancias pero también de personas.

Más grave es el tema del referéndum del que Podemos ha tratado de apoderarse en exclusiva -bien es cierto que con la ayuda inestimable de los partidos independentistas que ahora tratan de subir nuevamente al carro- y ha obtenido un rédito electoral importante en Catalunya. El problema es que allí donde había una línea roja y era una condición indispensable para un gobierno de izquierdas ahora se argumenta que a una negociación futura no puede irse con líneas rojas. Y, en parte, debe ser así... pero es un cambio. Sobre todo porque eso en España puede ser anecdótico pero no lo es en Catalunya. Aunque al votante de Podemos, o a una parte muy importante, pueda darle más o menos igual cual es la posición del partido en esta cuestión. De aquí al 26 de junio, Pablo Iglesias deberá ser más concreto en el tema del referéndum y En Comú Podem exigírselo. Porque para un político el referéndum no puede ser una opinión. Ha de ser un compromiso y una decisión.