El otro día, un influyente personaje del mundo económico, de aquellos que están todos los días en los medios de comunicación españoles, era taxativo en su vaticinio del actual momento: necesitamos con urgencia el dinero de Europa, no podemos seguir viviendo de las promesas de la Moncloa.

Sobre todo, porque la realidad supera de largo los pronósticos realizados: la economía se desangra a una velocidad inaudita, las empresas desaparecen —la Pimec acaba de calcular que un tercio de las de Catalunya desaparecerán—, un 30% de los actuales expedientes de regulación temporal de ocupación (ERTE) acabarán con despidos y un informe del servicio de estudios de BBVA Research pronostica que el mercado laboral en Catalunya tendrá una contracción mayor que el madrileño, debido, en parte, a que esta crisis va a afectar más que ninguna otra a pymes y autónomos.

Es urgente no centrarse en más créditos, ni en más facilidades para conseguirlos, sino directamente utilizar dos chorros de manguera simultáneamente: por un lado, una cantidad mucho más importante de ayudas a fondo perdido para los sectores afectados. Lamentablemente y pese al esfuerzo de la Generalitat, son muy insuficientes para el drama que se vive. Ahora se ve más que nunca que el insuficiente sistema de financiación autonómico y el déficit fiscal están estrangulando a la economía catalana ante el silencio cómplice de los que se han opuesto siempre a un sistema fiscal basado en el concierto.

Mientras, siguen callando y culpando al Govern con una frivolidad sonrojante que solo tiene una explicación política. El PSOE y el PP, que se han repartido el Gobierno español durante la última década, son los responsables principales de todo ello, empezando por el incumplimiento permanente de sus propios presupuestos y las cantidades aprobadas en infraestructuras, que nunca se han cumplido.

En este contexto que la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, venga dando lecciones sobre la gestión financiera que lleva a cabo su gobierno solo tiene dos explicaciones: una gran incultura política o una falsedad partidista porque en Catalunya hay un gobierno independentista. Los mejores datos de Madrid se explican por el esfuerzo que hacemos todos a través del Gobierno de España para pagar gastos de capitalidad. Por esta vía, la comunidad de Madrid se acaba ahorrando gastos que Catalunya debe sufragar si no quiere perder posiciones en el ranking. Es fácil verlo en las infraestructuras culturales, desde teatros a museos, pero acaba afectando a un sinfín de inversiones de muchos departamentos, ya que desde los ministerios el reparto es muy desigual.

A todo el mundo le gusta dar lecciones, pero en este caso Ayuso se limita a copiar la estrategia de su antecesora, la lideresa Esperanza Aguirre. Con la fortuna de la España radial de Aznar, que ha sido beneficiosa para unos y perjudicial para otros.