La aplastante victoria de Laura Borràs en las primarias de Junts per Catalunya (75,8% de los votos) despeja el interrogante sobre cuál es la alma de la formación que lidera el president Carles Puigdemont y la táctica que va a seguir el partido a partir de ahora y que, por lo que ha declarado en esta campaña interna entre la militancia, se resume en estos cuatro puntos: defensa de la unilateralidad, voluntad de materialización del mandato del 1 de octubre, crítica a los acuerdos con el Gobierno español y a las puyas desacomplejadas a las conselleries que han estado más en el ojo del huracán por la Covid-19, la represión o los presos políticos. 

Si había un debate sobre pragmatismo o radicalidad, encarnado respectivamente el conseller Damià Calvet y la exconsellera y portavoz de JxCAT en Madrid, lo han perdido los defensores de la primera opción, ya que solo han conseguido sumar el 20,5% de los sufragios, algo menos de 1.000 papeletas. Entre los derrotados están también al menos tres de los cuatro consellers que Junts tiene en la prisión de Lledoners, ya que Rull, Turull y Forn avalaban firmemente a Calvet y han hecho, en la medida de lo posible, campaña por el conseller. Para la vieja estructura convergente el tiempo no pasa en balde. Esto causa, también, que Junts y PDeCAT sean hoy dos proyectos más diferenciados que si hubiera ganado Calvet.

Aunque la victoria de Borràs se daba casi por descontada —no de una manera tan amplia, seguramente—, al menos dos cosas quedan aún en el tintero. El primero, el rol de Carles Puigdemont en la campaña y en la lista. En la campaña interna de primarias, el president en el exilio no ha apostado públicamente por ningún candidato y será después de hablar con la ganadora cuando se despejen las pocas dudas que hay. Puigdemont ya expresó su voluntad de ser el líder en la campaña electoral y falta por oficializar si esto se traduce por encabezar la lista de Barcelona, o, incluso, la de Girona. En cualquier caso el ticket electoral será Puigdemont-Borràs, eso parece poco discutible.

Después está la causa por presunta corrupción que sigue el Tribunal Supremo, investigando el período en que Borràs dirigió la Institució de les Lletres Catalanes. Debido a su posición como diputada de Cortes, el Supremo se encarga de la investigación. Apenas renuncie a su escaño en el Congreso, el Supremo deberá desentenderse del sumario, que irá a parar al TSJC, que iniciará una nueva instrucción. 

Un último apunte: la victoria de Borràs da una idea del perfil de los candidatos que están mejor posicionados para ganar las primarias por los principales puestos de la candidatura. Algunos dirigentes que estaban dispuestos a dar el paso adelante deberán rehacer las cuentas. En cambio, otros como Joan Canadell es probable que lo tengan algo más fácil.