Después de 11 horas de negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han llegado a un pacto de mínimos para desarrollar fórmulas para abaratar la energía, así como trabajar para extender el "mecanismo ibérico" en toda la UE, crear un sistema voluntario de compras conjuntas de gas o diseñar un tope al precio de este hidrocarburo. El acuerdo ha permitido acercar posturas entre un bloque de Estados más intervencionistas, con España, Francia, Bélgica y Grecia al frente, y otro poco próximo a medidas que alteren los mercados y comprometer el suministro de gas, integrado por Alemania, Países Bajos, Hungría, países nórdicos y bálticos.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha explicado en una rueda de prensa posterior a la reunión, que los ministros de Energía de todos los estados miembros serán los encargados de desarrollar los aspectos "muy técnicos" del acuerdo político conseguido por los líderes.

Objetivo: bajar el precio del gas

El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, ha asegurado que el principal objetivo es "hacer bajar los precios del gas". Aparte, ha considerado que la medida más importante es el consenso para crear un "corredor de precios dinámico y temporal para las transacciones de gas natural", según lo que determina el texto pactado por los veintisiete. Macron se ha mostrado positivo ante estas medidas, y defiende que si este tope del gas funciona, "el coste de la energía bajará mecánicamente". Varias capitales se muestran reticentes sobre esta iniciativa, ya que, temen que imponer estas condiciones, asuste a los barcos de gas natural licuado y la UE no sea capaz de sustituir el gas que ya casi no llega de Rusia. Por su parte, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha dicho que "es como ir a un bar y decirle al camarero que quieres pagar la mitad por la cerveza. No pasará". En una publicación en su cuenta de Twitter, el mandatario húngaro, ha afirmado que "los clientes no pueden reducir los precios de la energía. Solo la diversificación y la competencia pueden".

El acuerdo para abaratar el gas no ha sido la única cuestión que se ha tratado en esta reunión. Los líderes también han encargado a la Comisión que estudie la extensión en el resto de los Veintisiete del "mecanismo ibérico" que se aplica a España y Portugal y que limita el contagio de la carestía del gas en el mercado eléctrico. De nuevo, muchos países reclaman un sistema como el peninsular, pero otros temen que pueda incrementar el consumo de gas o que el dinero de los consumidores europeos utilizados para financiar el sistema haga que se beneficien de importaciones de electricidad barata de la UE países no comunitarios, como el Reino Unido, Suiza o los países balcánicos.

Análisis de coste y beneficio

Ante la división de opiniones sobre establecer un sistema como el peninsular, los líderes de la UE han encargado a la Comisión que elabore uno "análisis de coste y beneficio" antes de europeizar el sistema de España y Portugal, países con la particularidad de tener mucha energía renovable, poco gas en su generación eléctrica y escasas interconexiones con el resto de la UE. El tercer punto destacado de las conclusiones que se han pactado, es crear un sistema de compras conjuntas de gas, pero que será de carácter voluntario. Sólo será obligatorio que, para el 15% de las reservas de gas (en torno al 3,5% del consumo total de la UE), las compañías tengan que presentar una propuesta de compra conjunta. "Las compañías tendrán que agregar su demanda. Las ofertas llegarán y las empresas tendrán libertad para aceptarlas o no", ha explicado Von der Leyen.

Las conclusiones, ambiguas en algunos puntos y limitadas en otros con salvaguardias, ha dejado división de opiniones, desde la lectura positiva del primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, a las "más ambiciosas" que reclamaron fuentes españolas. La pelota está ahora en el tejado de los ministros de Energía de los Veintisiete, que el martes que viene mantendrán en Luxemburgo una primera reunión para afinar y desarrollar el mandato político de los líderes en un asunto técnico y complejo donde "el diablo está en los detalles", según apuntaba una fuente europea.