La compañía Ryanair se ha visto obligada a replantear la próxima temporada de invierno y la de verano del 2020 por el atraso en la entrega de los nuevos aviones Boeing 737 Max, lo que se traducirá en el recorte y cierre de algunas de sus bases. Según ha explicado el consejero delegado de la aerolínea, Michael O'Leary, la compañía tiene previsto haber recibido 30 aparatos nuevos delante de los 58 previstos el verano que viene y eso también hará replantear los planes de crecimiento, que pasará del 7% al 3% (en número de viajeros supondrá pasar de los 162 millones a los 157).

En un comunicado, Ryanair señala que sigue comprometido con el B737 Max y que espera que puedan volver a volar a finales de año después de que se tuvieran que quedar al suelo para ser revisados a raíz de la caída de dos modelos idénticos hace unos meses con el resultado de más de 300 víctimas mortales. Por ahora, sin embargo, la fecha de su retorno es "incierta".

Ryanair detalla que ha optado por una previsión "prudente" de cara el uso de los nuevos aviones y precisa que ha encargado los Boeing Max 200s, una variante del B373Max que necesita ser certificado separadamente, previsiblemente dos meses después de que empiecen a operar los modelo Max. La compañía también precisa que sólo puede recibir entre 6 y 8 aparatos en el mes.

Con todo, O'Leary ha asegurado que ya ha empezado a trabajar con la redefinición los planes de cara al otoño e invierno del 2019 y verano del 2020 con los responsables de la compañía y los representantes de los trabajadores. El objetivo de la compañía es recuperar la normalidad a la temporada de verano del 2021.