Ryanair ha confirmado que ha cancelado 250 vuelos con conexión a Alemania que tenía previstos para este viernes 10 de agosto, con motivo de la huelga convocada por los pilotos del país, que se han unido a las convocatorias de sus colegas en Suecia, Bélgica e Irlanda.

Con estas nuevas cancelaciones, el computo total de vuelos que la aerolínea dejará de operar asciende a 396, un 16,5% de los 2.400 previstos. Además, este número todavía se podría incrementar si el sindicato de pilotos de Holanda, VNV, que anunció la semana pasada que planea sumarse a la huelga, termina confirmando su participación. Con todo, es la mayor huelga que la compañía ha vivido jamás. 

Esta sería la segunda a la que se enfrenta Ryanair en menos de un mes, pues los sindicatos de tripulantes de cabina (TCP) de la aerolínea de España, Italia, Bélgica y Portugal ya se movilizaron los días 25 y 26 de julio, lo que provocó que la compañía cancelara 600 vuelos, el 12% de sus operaciones en Europa.

Aviso dos días antes

La aerolínea ha criticado que el sindicato convocante, Vereinigung Cockpit (VC), haya anunciado la huelga "con solo dos días de antelación", y no con siete, como les pidió expresamente. A pesar de esto, la aerolínea ha confirmado que antes de las 16 horas ofrecerá a los afectados información para que obtengan el reembolso del billete o sean reubicados en otro vuelo.

"Lamentamos la decisión de VC de seguir adelante con esta huelga innecesaria, sobre todo teniendo en cuenta que el pasado viernes les enviamos una propuesta de acuerdo laboral colectivo (CLA, por sus siglas en inglés) revisado", lamenta el director de marketing de la compañía, Kenny Jacobs. Asimismo, Jacobs ha asegurado que invitaron al sindicato alemán a reunirse con ellos este martes, pero no respondieron a su invitación, y ha señalado que sus pilotos en Alemania tienen "excelentes condiciones de trabajo" con sueldos de 190.000 euros anuales, que a principios de año se acordó incrementar un 20%.

En este punto, el responsable de marketing ha indicado que sus pilotos cobran hasta un 30% más que los de otras compañías de bajo coste como Eurowings o Norwegian.