Repsol registró unas pérdidas netas de 2.578 millones de euros en los nueve primeros meses por la crisis mundial del Covid-19. Esta ha afectado directamente a la valoración de sus inventarios y a la revisión en su hipótesis de los precios futuros del crudo y del gas, además del ajuste del valor de sus activos de Upstream (Exploración y Producción), según ha informado la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En concreto, la situación sin precedentes provocada por el coronavirus, que llevó a lo largo de este ejercicio a un desplome histórico de los precios del crudo y del gas, ha tenido un impacto negativo de 1.048 millones de euros en los inventarios de la compañía. En este complicado entorno para el sector, el resultado neto ajustado de la petrolera —que mide específicamente el desempeño de los negocios— ascendió a 196 millones de euros hasta septiembre.

Esta cifra incorpora los efectos de las medidas adoptadas por el grupo tras el inicio de la pandemia, que han permitido que el resultado neto ajustado del tercer trimestre —con 7 millones de euros— mejore en 265 millones de euros el resultado negativo de 258 millones de euros del trimestre anterior.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, valoró que la compañía está "mostrando solidez y resiliencia en un escenario sin precedentes, a la vez que pone en marcha proyectos innovadores para lograr un mundo más descarbonizado desplegando todas las tecnologías posibles, ya que todas las fuentes de energía son necesarias para responder a este reto de manera justa y eficaz".

La petrolera ha registrado estos resultados en un entorno en el que entre enero y septiembre la cotización media del crudo Brent cayó un 36% y la del Texas americano (WTI) un 33%, con precios medios cercanos a los 40 dólares por barril para ambos indicadores. Por su parte, el gas Henry Hub disminuyó su cotización media un 30%, arrojando un precio medio para el periodo de 1,9 dólares por Mbtu.

Acelera los objetivos

El pasado mes de marzo, la energética puso en marcha un Plan de Resiliencia para hacer frente al impacto del Covid-19 con el fin de reforzar la generación de caja y fortalecer el balance.

Tras el avance en la consecución de los objetivos fijados por este plan, a finales del tercer trimestre la compañía ha revisado los objetivos para el año, aumentando su estimación inicial de reducción adicional de los gastos operativos hasta los 500 millones de euros, el recorte de las inversiones hasta los 1.200 millones y la optimización del capital circulante en cerca de 700 millones de euros, frente a los 450 millones de reducción de costes y 1.100 millones de recortes de la inversión revisados ya en julio.

Además, en lo que va de 2020, Repsol ha reforzado su posición financiera mediante cinco emisiones de bonos por un total de 3.850 millones de euros, de los que 1.500 millones corresponden a bonos perpetuos subordinados, que fortalecen su patrimonio, además de su liquidez. También se incrementaron las líneas de crédito comprometidas y no utilizadas en 1.605 millones de euros.

De esta manera, la liquidez del grupo se situó en 9.099 millones de euros a final de septiembre, lo que cubre en 3,43 veces los vencimientos a corto plazo, cifra que también se incrementa respecto a las 2,43 veces del trimestre anterior.

Hacia las renovables

Asimismo, la compañía ha avanzado en lo que va de 2020 en su apuesta por aumentar su capacidad de generación renovable y avanzar en su compromiso de alcanzar cero emisiones netas en 2050 con metas como la reciente conexión a la red de los primeros aerogeneradores de Delta, uno de sus proyectos eólicos ubicados en Aragón y que entrará en operación comercial a finales de año.

En el negocio Industrial, que obtuvo un resultado de 229 millones de euros entre enero y septiembre, Repsol también trabaja en varios proyectos de descarbonización, como los anunciados para sus refinerías de Petronor o Cartagena. 

 

Imagen principal: Sede de las fábricas de Repsol. Foto: Repsol