El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha defendido la viabilidad económica de la independencia de Catalunya ante los más de 400 empresarios y directivos que han llenado gran parte del aula magna del IESE durante la inauguración del VII Congreso Catalán de Contabilidad y Dirección organizado por la Asociación Catalana de Contabilidad y Dirección (ACCID).

"El progreso económico de una Catalunya independiente está fuera de cuestión", ha asegurado hasta dos veces durante su intervención inicial. En un tiempo que él mismo ha catalogado de posverdad, no ha dudado en contrastar los argumentos políticos contrarios al procés con datos "irrefutables" sobre la robustez y la solidez de la economía catalana. "Lo dicen Premios Nobel de Economía. Solo se puede estar en contra por estrictos prejuicios ideológicos", ha lanzado. 

Un auténtica lluvia impulsada por el crecimiento del PIB catalán (superior a la media española y europea) y sus previsiones, el récord de exportaciones (también superior a la media española y europea) o las recientes inversiones de grandes multinacionales como Amazon, Nestlé, Tesla o Thunder Power, entre otros. Datos y más datos como prueba de "confianza" y sobretodo de "fiabilidad del país". Conclusión prudente y moderna: el procés no asusta a la economía catalana.

Todavía más. Puigdemont ha insistido que "los ciudadanos de Catalunya no dejarán de ser ciudadanos de la Unión Europea (UE)" del mismo modo que imaginarse que Catalunya queda fuera del euro recuerda al dicho de "hacer volar palomas".

Agravios desleales

Con los datos todavía en mano, el president de la Generalitat ha enumerado una vez más la lista de agravios por parte del Estado español que es "directamente desleal con los intereses de Catalunya" y que obliga a un "centralismo inoperante, ineficiente y poco moderno".

No han faltado el incumplimiento del plan de Rodalies 2008-2015, la lluvia de millones de Mariano Rajoy, los presupuestos generales del Estado o la inversión (y posterior ejecución) en infraestructuras "críticas" como los ferrocarriles o los (aero)puertos. Como también, el precio de la energía en Catalunya en comparación a otras comunidades como el País Vasco o el convenio firmado entre el gobierno español y Rusia sobre vuelos que tienen que salir y aterrizar en Barajas. Suma y sigue. 

"Día a día, sufrimos los corsés de un Estado que dificulta la competitividad de nuestras empresas, que afecta nuestro estado del bienestar y pone en peligro nuestras instituciones de autogobierno", ha espetado. Y es que a su parecer, se necesitan nuevos liderazgos "menos piramidales, menos verticales y más transversales" con el firme propósito de que Catalunya protagonice los cambios sociales y tecnológicos que transformarán "la manera de vivir y trabajar".

Fecha y pregunta

El turno de preguntas no ha estado exento de preguntas políticas sobre la fecha y la pregunta del referéndum. "Si os esperáis unas horitas, sobre las 10, lo anunciaremos", ha respondido justo antes de concretar que tanto la formulación como la pregunta será "clara y binaria". Este mismo viernes, se saldrá finalmente de dudas.

Y en lo que respecta a una posible negociación y diálogo con el Estado en el tramo final del procés, Puigdemont se ha mostrado así de contundente: "Yo lo deseo pero no lo espero". Sin descartar del todo que la política del diálogo acabe surgiendo, ha concluido: "Nos sentaremos en el momento que haga falta".