"En un orden cambiante, nos estamos posicionando como país", ha asegurado el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante la inauguración de la Jornada de los Economistas 2016 organizada por el Col·legi d'Economistes y centrada en la geopolítica y la geoeconomía. Más concretamente, Puigdemont ha advertido que en este orden mundial "imprevisible y cambiante", los países tienen que moverse y en este sentido, a pesar de que Catalunya no tiene todavía todas las herramientas de Estado, éstas se están construyendo con capacidad de adaptación. "La elección es ésta: o cambias o te cambian", ha añadido.

Poco después de recordar la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, ha reiterado que Catalunya tiene que seguir apostando por Europa. Ser protagonista y no quedarse al margen. Según Puigdemont, "como país contamos con fortalezas y podemos liderar la cuarta revolución industrial". Y es que más allá de una marca, Catalunya tiene una economía abierta y diversificada, una fuerte industria y un ecosistema innovador y pionero. Mientras, "Barcelona ya es claramente un hub tecnológico globalizado".

En este proceso, el president de la Generalitat también ha destacado que el papel del Govern tiene que ser dotar a la ciudadanía de las herramientas necesarias para adaptarse a los cambios así como proteger a los más vulnerables y generar las condiciones para garantizar la igualdad de oportunidades. "Trabajamos para mejorar el salario mínimo y las condiciones laborales", ha recordado justo después de advertir que "la digitalización no puede sustituir a los trabajadores y ser fuente de desigualdades".

Una gobernanza democrática global

Por su parte, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha remarcado también la innovación, la creatividad y la cooperación de la capital catalana. Ante resultados como el Brexit, el "no" al acuerdo de paz en Colombia y la victoria de Trump, "la respuesta democrática a los retos de la globalización no puede venir de repliegue". Tampoco se tiene que mantener el statu quo que "da señales de estar en crisis" y es su vez "consecuencia de la crisis". 

La alcaldesa tiene muy claro cuál debería ser la respuesta: "Una alternativa que pasa por la construcción de una gobernanza democrática global". Una respuesta que pasa también por "más y mejor Europa". A caballo entre el crecimiento económico y la cohesión social, se tiene que fortalecer y potenciar también las redes de ciudades hasta el punto de posicionarlas como un actor de primer orden. Cambiar desde la corresponsabilidad y cooperación. 

Volviendo a Barcelona, la alcaldesa ha querido recordar la celebración de los Juegos Olímpicos del 1992 liderada por el expresident Pasqual Maragall. Un recuerdo del pasado que sirve para entender la trayectoria de la capital catalana hasta convertirse en "un referente internacional". Y ello implica también seguir luchando por la defensa de la cultura de la paz, la cohesión, la prosperidad, la Justicia y el empoderamiento. "Necesitamos un valor económico que no solo esté fundamentado en el valor sino también en los valores", ha concluido.