Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, princesa y empresaria alemana, más conocida por su amistad con el rey emérito Juan Carlos I, intentó vender acciones a una sociedad offshore radicada en las Islas Vírgenes británicas, por lo que también figura en los papeles de Panamá, según ha publicado La Sexta en la macrofiltración periodística con 11,5 millones de documentos liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y Süddeutsche Zeitung

Para llevar a cabo la operación con fecha del 14 de abril de 2003, la princesa Corinna que intentó vender las acciones en nombre de una sociedad ubicada en el paraíso fiscal estadounidense de Wyoming, puso su dirección de Londres donde trabajaba con la empresa Boss & Co Gunmaker y utilizó como intermediaria una offshore ubicada en Gibraltar. Una venta que finalmente se truncó por problemas burocráticos ya que el bufete panameño Mossack Fonseca aseguró no estar legitimado para llevar a cabo semejante operación dentro de un Trust. A pesar de ello, en el documento consta un sello de Corinna conforme se intentó formalizar la venta. 

Hasta el momento, distintos medios internacionales como la radio NDR alemana han intentado contactar con ella vía correspondencia o llamadas tanto en Mónaco como en Londres pero ha sido del todo imposible. 

La amistad de Corinna con Juan Carlos I empezó alrededor del febrero de 2004 precisamente en una cacería roganizada por Boss & Co. Corinna no es la única persona cercana a la familia real que ha sido vinculada a los Papeles de Panamá ya que uno de los primeros nombres en salir a la luz fue el de la infanta Pilar de Borbón, hermana del rey emérito y tía de Felipe VI, que presidió y dirigió durante cuatro décadas la compañía Delantera Financiera S.

Todo empezó en agosto de 1974, pocas semanas después de que Juan Carlos, entonces con el título de príncipe, asumiera de forma interina el cargo de cabeza del Estado por enfermedad del general Franco. La empresa se mantuvo activa precisamente hasta el 24 de junio del 2014, cuando fue disuelta, cinco días después de que Felipe VI, fuera proclamado rey de España por la abdicación de Juan Carlos. La infanta ya admitió su participación sin incumplir "ninguna obligación exigida por la legislación tributaria española."