En noviembre de 2018, Nadia Calviño, ministra de Economía y antigua directora general de Presupuestos de la Unión Europea, se negó a responder a un documento de propuestas de la llamada Nueva Liga Hanseática. "Son países pequeños con un peso pequeño", adujo. El karma, sin embargo, siempre vuelve. Ayer, esos "países pequeños con un peso pequeño" otorgaron a su rival la presidencia del Eurogrupo, que reúne a los ministros de Economía de los estados de la zona euro. El nuevo presidente será el conservador Paschal Donohoe, de Irlanda, país de 4,9 millones de habitantes, un PIB tres veces y media inferior al de España, y tantas veces menospreciado injustamente como "paraíso fiscal" por su tasa fiscal plana. Es la revuelta de los pequeños (Holanda, Irlanda, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Letonia, Estonia y Lituania) contra los grandes —Alemania, Francia, Italia y España, que votaron a Calviño y fueron derrotados.

La Hansa era una alianza comercial medieval de ciudades de aquellos países. La Nueva Liga Hanseática lo ha celebrado con un tuit donde se ve a alguien que envía a Donohoe una gorra con el lema MEGA: Make Eurogroup Great Again. Es medio broma, claro, pero ya ves cómo respiran. Son conservadores, contrarios a la mutualización de la deuda pública, partidarios de un mercado europeo más abierto, de un presupuesto comunitario más pequeño y de reducir Bruselas a la mínima expresión. Gran Bretaña era su hermano mayor. Todo dicho.

¿Nacionalismo yo?

Los diarios madrileños lo llevan en portada como pieza principal pero se lo toman a pecho: el sesgo nacionalista y el orgullo provinciano les ciega. Con un deje noventayochista y quevedesco, El País habla de "fracaso de España" pese al apoyo de los primos de Zumosol —como queriendo decir que España muy mal, pero el fracaso es también del eje francoalemán—. La mutualización del fracaso. La tuna mediática de la derecha, siempre con el botón de repeat pulsado, carga contra Pedro Sánchez, a quien responsabilizan del fiasco, que no se fían de Podemos, etcétera. Tienen la misma pinta que las portadas de cualquiera de las veces que Madrid ha sido rechazada por los Juegos Olímpicos, las veces que España acaba penúltima en Eurovisión o el 5-1 de Holanda en el Mundial de Brasil.

Nada en las portadas indica que esos mismos países sublevados son los que piden reducir y aplicar una condicionalidad más elevada al Plan de Reconstrucción postpandemia, que significa más créditos a devolver con intereses y menos dinero a fondo perdido. Tampoco quieren oír hablar de bonos europeos, que quiere decir repartir las deudas entre todos. Cada uno se paga su fiesta, dicen esos países hanseáticos. No es que haya perdido "la candidata española" (¿a qué quieres que te gane?) o que Pedro Sánchez nosequé. Es que ha ganado otra manera de ver la UE y eso afecta directamente a tu bolsillo.

Arrogancia, incompetencia

Ningún diario recuerda la arrogancia de Calviño aquel 2018 y, menos aun, qué supone para la UE la derrota de la candidata de los grandes estados a manos de los países a los que llamaban "Wopke y los siete enanitos", por Wopke Hoekstra, el ministro de Economía de Holanda, ese mismo que acusó a Italia y España de malgastar el dinero público en años de bonanza y pedir a los socios de la UE cuando se pone mal la cosa. Por suerte, se lo recuerda El Periódico, el diario que menos podías esperar, en una portada inverosímil con un título excelente: "Rebelión en la UE contra los países más grandes". La Vanguardia lo deja en una columna al lado —los fracasos tienen mala prensa.

A los diarios madrileños les convendría hacer menos aspavientos, dejar de buscar culpables fuera y cuestionarse según qué cosas. Tampoco es la primera vez que ocurre algo así. En 2015, el entonces presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem —socialista, pero que decía de Italia y de España lo mismo que el conservador Hoekstra— renovó el cargo, desbancando a Luis de Guindos, ministro de Economía de Mariano Rajoy. Aquella misma legislatura, España perdió la silla en el Banco Central Europeo porque el gobierno del PP no quiso apoyar a José Manuel Campa, culpable de ser exsecretario de Estado con la ministra socialista Elena Salgado. La incompetencia de Magdalena Álvarez en el Banco Europeo de Inversiones fue superior a la que mostró como ministra de Fomento —y mira que era difícil. En fin, la guinda del pastel: el exministro popular Miguel Arias Cañete hizo de hombre invisible como comisario de Energía entre 2014 y 2019. Calviño era, objetivamente, una gran candidata —Álvarez y Cañete juntos no le llegan a la suela del zapato— y ha recibido mala herencia. Pagan justos por pecadores, de acuerdo. Pero quedarse aquí es mirar al dedo. La luna es lo que se ve en la portada de El Periódico.

EPC

Portada de El Periódico del día 10 de julio de 2020

EP

Portada de El País del día 10 de julio de 2020

ME

Portada de El Mundo del día 10 de julio de 2020

ABC

Portada del ABC del día 10 de julio de 2020

LR

Portada de La Razón del día 10 de julio de 2020

LV

Portada de La Vanguardia del dia 10 de julio de 2020

EPA

Portada de El Punt Avui del dia 10 de julio de 2020

AHORA

Portada del Ara del día 10 de julio de 2020