Hace ahora un año, el 27 de enero del 2015, Yanis Varufakis era nombrado ministro de Finanzas del Gobierno de Alexis Tsipras en unas circunstancias políticas y económicas de extrema complejidad. El 6 de julio del 2015, tras siete meses de tira y afloja con la Unión Europea, Varufakis renunciaba definitivamente a su cargo en beneficio de Euclides Tsakalatos, actual ministro griego de Finanzas. Sin embargo, la moto de Varufakis ha vuelto a dar la vuelta al mundo.

"Plan X"

El miércoles pasado, en una entrevista con el medio griego Skai TV, Varufakis revelaba el gran encargo que le hizo Tsipras cuando la Eurozona se planteaba expulsar a Grecia de la moneda común. Más concretamente, el primer ministro encomendó al entonces ministro de Finanzas la creación un grupo de expertos para afrontar la compleja misión de diseñar un sistema de pago alternativo ante la posible salida de Grecia del euro. Le llamaban el "Plan X".

Los seis responsables del "Plan X" tenían como objetivo la elaboración de un plan económico que diera acceso a medicamentos, combustible y alimentos en una coyuntura en la que el país no pudiera hacer frente a sus obligaciones financieras.

El consejo de Varufakis

El economista abogaba por poner el plan en marcha cuanto antes. El objetivo era claro: evitar pagar los 27.000 millones en bonos del Estado que Grecia le debía al Banco Central Europeo (BCE). Y esto sucedía justo en el momento en el que Tsipras decidía convocar el referéndum del 5 de julio para decidir si se aprobaba la oferta de las instituciones acreedoras desde Bruselas.

"Pensé que si hacíamos lo que habíamos decidido como un equipo de negociación y anunciábamos que íbamos a reestructurar estos bonos y a aplicar el sistema de pago en paralelo, a continuación, el lunes, el martes o el miércoles antes del referéndum, la discusión que esperábamos entre Draghi (el presidente del BCE) y Merkel (la canciller alemana) tendría lugar", aseguró Varufakis. El "Plan X" como remedio antimerkeliano.

La respuesta de Tsipras

Sin embargo, el "Plan X" se quedó en eso, un plan en el anonimato y sin aplicación real. Tsipras optó por seguir el consejo de su viceprimer ministro, Yanis Dragasakis y rechazó la adopción del plan diseñado por Varufakis y que él mismo le había encargado. Ante ello, el exministro de Finanzas se sintió frustrado al ver además como Tsipras aceptaba una meta de superávit primario del 3,5% del producto interior bruto (PIB) para los próximos años a cambio de un posible alivio de la deuda.

Una gran responsabilidad

Tampoco se entendieron en el planteamiento de como presionar al BCE cuando ya había un acuerdo establecido con China en materia de inversiones en Grecia, incluso en la compra de bonos pero "fue anulado por una llamada telefónica de Berlín". Y por si faltara leña en el fuego helénico, Varufakis confesó estar en desacuerdo con el "programa de Salónica", un compendio de medidas sociales diseñadas para combatir la crisis económica. Un programa que el exministro conoció "por los periódicos".

"De inmediato me di cuenta de que había una falta de coherencia total entre una lógica de negociación razonable y este programa", afirmó, y añadió que se llegó al acuerdo de que el plan "se adaptaría a la estrategia de negociación". Y el resto de la historia es mundialmente conocido. Se produjo el referéndum, salió un rotundo "No" y Varufakis se bajó del tren de Syriza, al menos del gobierno.  Haciendo valoración retrospectiva, Varufakis sentenció "haber fracasado en su cargo al acarrear una gran responsabilidad...Me hubiese gustado haber hecho muchas cosas de manera diferente". Pero a veces, todo es cuestión de tiempo.

La Grecia del 2016

Y sin Varufakis ni el "Plan X" pero con Tsipras y Tsakalotos, Grecia sigue adelante o al menos lo intenta. El Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendió este viernes la cláusula de "excepción sistémica" que mantenía Grecia en las condiciones de préstamo aprobadas en 2010. Mientras tanto, Tsipras ha aprovechado el Foro Económico de Davos para pedir un diálogo "serio" con los acreedores de Grecia sobre "un alivio de la deuda".

Atenas vuelve a pedir más tiempo para poder respirar y Berlín rechaza más concesiones en un entorno hostil como es la Unión Europea. Después de la tormenta, no siempre viene la calma.

(Yanis Varufakis y Alexis Tsipras en febrero del 2015 / Europa Press / Reuters)