Acaba de comenzar el viernes negro en las bolsas. El Ibex se ha desplomado un 16% en la apertura tras la decisión de Inglaterra de salir de Europa. "Es el día de la independencia", ha dicho Nigel Farage, líder del movimiento por Brexit. La huida hacia los activos seguros ha sido inmediata, con fuertes subidas del oro y el yen mientras la rentabilidad del bund (bono alemán a 10 años) ha caído al -0,17%. Los mercados han tomado el rumbo a lo desconocido.

El Banco de Inglaterra y el BCE han puesto de inmediato en marcha sus planes de intervención de urgencia asegurando la liquidez ante el armaguedón que en la noche de San Juan se ha levantado. El Frente Nacional  ha pedido un referéndum sobre la continuidad de Francia en la UE. Escocia se ha reafirmado en su voluntad de seguir en Europa. Ahora arranca un proceso de dos años para negociar el divorcio entre  las islas y el continente.  El Reino Unido ingresó en la UE en 1973. Es una crisis histórica.

El Nikkei ha dado la señal de alarma en la madrugada con una caída de 7,92%. A partir de ahí se ha puesto en marcha el mecanismo de caída libre de los mercados, donde Frankfurt ha mantenido una cierta compostura sin evitar un fuerte descenso. Los países periféricos lo tienen más difícil y la prima de riesgo española ha subido a 194 puntos básicos.

El Eurostoxx ha retrocedido un 11% y podría descender hasta un 20% en los próximos días, según los analistas, aunque es difícil predecir si la primera reacción ante un hecho absolutamente imprevisto ha consumido ya la mayor parte de la respuesta y la caída. El euro ha bajado a 1,1012 dólares, mientras el billete verde caía por debajo de 100 yenes. El oro subía a primeras horas de un 4%, pero hay que esperar  los próximos movimientos inversores.

En Wall Street, los futuros del S&P caen un 5%, cuando lo habitual son variaciones medidas en décimas o en centésimas. Se espera la dimisión de David Cameron, que podría ser quizá la única buena noticia de una sesión que se adivina muy dura.