Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell, dejará sus funciones ejecutivas con la incorporación de César González-Bueno como nuevo consejero delegado. El consejo de administración que se celebrará este jueves designará a González-Bueno como consejero delegado y sustituirá de esta manera a Jaume Guardiola, que se jubila a los 63 años después de trece años como primer ejecutivo de la entidad. Oliu dejará de tener las funciones ejecutivas que tenía hasta ahora, aunque mantendrá su cargo como presidente del banco.

Según han informado fuentes conocedoras de estos cambios a Efe, Oliu, de 71 años, anunció su intención de dejar las funciones ejecutivas hace más de un año, siguiendo así las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE) sobre que las presidencias de los bancos no tienen que tener carácter ejecutivo.

Cambios en el banco vallesano

Los cambios en el cuadro de mandos del Sabadell se producen semanas después de que fracasaran las negociaciones de fusión con el BBVA a causa de desacuerdos económicos y que el banco de origen catalán decidiera seguir adelante en solitario.

Oliu dará un paso atrás y cederá las funciones ejecutivas a González-Bueno en un momento complicado para la banca, marcado por los bajos tipos de interés y por la crisis de la Covid. De todos modos, Guardiola seguiría como primer ejecutivo del grupo hasta el primer trimestre de 2021, cuando el BCE dé el visto bueno al relieve.

Josep Oliu Jaume Guardiola Banco Sabadell EFE

Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell, y Jaume Guardiola, actual consejero delegado de la misma entidad. / EFE

González-Bueno es un directivo con amplia experiencia en el sector financiero y que es actualmente consejero de la división británica del Sabadell, TSB. Fue consejero delegado de ING España entre 2017 y 2019, aunque antes ya había sido directivo de la entidad y lanzó la marca del banco holandés en el mercado español a finales de los noventa.

El Banco Sabadell decidió seguir en solitario después de romper las negociaciones sobre la fusión con el BBVA y centrarse en el mercado doméstico y en su proceso de digitalización. También estudia vender TSB, su filial británica, así como desprenderse de su negocio en México. La entidad también cerró un acuerdo con los sindicatos para reducir la plantilla en 1.800 personas a través de prejubilaciones y salidas voluntarias.