El nuevo ordenador cuántico de IBM ha alcanzado los 433 cúbits, más que la cifra de átomos del universo. Así lo ha anunciado este miércoles la compañía norteamericana, que ha celebrado como este avance tecnológico acerca la humanidad "al punto en el cual los ordenadores cuánticos se utilizarán para abordar problemas antes irresolubles". "Estamos ampliando y haciendo avanzar continuamente nuestra tecnología cuántica en lo que respeta al hardware, al software y a la integración clásica para hacer frente a los mayores retos de nuestro tiempo. Este trabajo será fundamental para la próxima era de la supercomputación cuántica", ha destacado IBM en un comunicado.

El nombre del nuevo procesador es Osprey y triplica los 127 bits cuánticos (cúbits) de su predecesor, que fue presentado en el 2021. Así pues, es el ordenador cuántico con más cúbits que nunca se ha desarrollado. Sin embargo, ¿qué quiere decir eso de "más que la cifra de átomos del universo"? Pues que el número de bits clásicos necesarios para representar un estado en este procesador supera la cifra total de átomos del universo que conocemos, un valor difícil o imposible de imaginar para las personas normales y corrientes. Lo que importa es que una tecnología así es capaz de ejecutar cálculos cuánticos complejos más allá de lo que cualquier ordenador clásico es capaz de hacer.

Claves de la computación cuántica

Para entender la importancia de este hito hay que entender antes que la mecánica o física cuántica va más allá de la clásica y nos permite estudiar la naturaleza en escalas espaciales pequeñas, los sistemas atómicos, subatómicos, las interacciones con la radiación electromagnética y otras fuerzas. Es decir, que nos ayuda a averiguar los secretos del universo — una cosa cada vez más cerca gracias a los avances en computación cuántica, la unidad básica de la cual es el mencionado cúbit. La gracia de los cúbits es que escapan de la lógica binaria (de tener solo los valores 0 y 1), de manera que permiten operaciones lógicas que no permite un bit clásico.

Aumentar los cúbits es aumentar los cálculos que se pueden abordar, motivo por el cual es tan importante la carrera por los ordenadores cuánticos — que ahora mismo gana IBM por delante de agentes como Google o la Unión Europea, entre muchos otros. El procesador presentado este miércoles es la antesala al futuro Condor (2023), que superará los mil cúbits. Pero la cosa no acaba aquí, ya que después vendrá el Kookaburra (2025) para superar los 4.000 y "ejecutar los cálculos por los cuales haría falta un ordenador tradicional de casi el tamaño de la Tierra". A partir de aquí, el problema es que los computadores cuánticos son muy sensibles al medio ambiente y harán falta más avances para facilitar la instalación, como las actualizaciones que también ha presentado IBM en la cumbre celebrada este miércoles en Nueva York.