Después de meses de reivindicaciones, huelgas y quejas, finalmente Nissan cerrará la planta de la Zona Franca de Barcelona y trasladará la producción a fábricas de Renault, según ha informado este jueves el diario japonés Nikkei. El movimiento se enmarca en un plan de reestructuración para hacer frente a la caída de las ventas que ha provocado la pandemia del coronavirus y después de años de disminución de beneficios, ya que antes de la crisis sanitaria el sector ya no vivía sus mejores tiempos.

Los trabajadores de la empresa japonesa en Catalunya están en huelga indefinida desde el 4 de mayo para protestar por la amenaza de cierre, que se cierne sobre la fábrica sobre todo desde que la automovilística anunciara al principio de año que estudia la viabilidad de sus instalaciones. El comité de empresa se tenía que reunir este viernes a las 16.30 con el Departament de Treball para tratar el conflicto actual.

Sin embargo, desde la Conselleria d'Empresa i Coneixement, la encargada de llevar las negociaciones con la empresa japonesa, aseguran que oficialmente todavía no les consta esta decisión. "Hablamos con Nissan hace justo 48 horas y nos dijeron que tomarían una decisión a finales de mayo cuando pudieran evaluar la situación global" no sólo en Catalunya, sino por todas partes, dada la situación del coronavirus, asegura el Govern a ElNacional.cat. En este sentido, la consellera Àngels Chacón reclama "lealtad y claridad" a Nissan ante la situación y las filtraciones en la prensa japonesa.

La información de Nikkei llega después de meses de filtraciones que apuntan a que la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi se está viendo obligada a reorganizarse y que la firma nipona aprovechará la crisis del coronavirus para reducir la presencia en Europa y replegarse en Japón, China y en los Estados Unidos. Según el medio japonés, Nissan podría reducir su capacidad de producción un 20% hasta el año fiscal que acaba en marzo del 2023. La multinacional presentará los resultados del 2019 e inicio del 2020 el próximo 28 de mayo.

3.000 puestos de trabajo en riesgo

Si la planta barcelonesa cierra, estarían en riesgo más de 3.000 puestos de trabajo directos y 20.000 indirectas, según los sindicatos.

Nissan reinició la actividad en la Zona Franca el 4 de mayo para poder acabar un pedido de más de 1.000 pick-ups que tenía que enviar a finales de mayo. Dos días más tarde se tuvo que paralizar la producción por problemas de suministro causados por la huelga indefinida de trabajadores, que se ha concentrado en el centro de estampación de Montcada i Reixac.

En un inicio, la automovilística decidió enviar a casa a todos los trabajadores afectados por la falta de piezas en casa en un permiso retribuido pero acabó optando por incluir a los 900 trabajadores de la línea 2 en el expediente de regulación temporal del empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor que tenía todavía vigente. Los sindicatos han presentado una demanda contra la multinacional porque consideran que este movimiento "vulnera el derecho a huelga".

Antes del paro provocado por la epidemia, la fábrica de la Zona Franca producía al 30% de su capacidad. Durante el último trimestre, la empresa comunicó la pérdida de un modelo, la pick-up X Class de Mercedes, y la reducción de la producción de la furgoneta e-NV200. La dirección europea aseguró que el informe sobre la viabilidad de la empresa no se haría público antes del verano. Mientras tanto, los trabajadores iniciaron una serie de protestas para reclamar nuevos modelos que permitieran salvar la planta y que quedaron paradas por la pandemia.

Inquietud en el sector

"Es un desastre grande, el cierre de la planta de Nissan supondrá un problema de una magnitud incalculable, que además se junta con una grave situación de crisis por el coronavirus", asegura al presidente de Fecavem y el Gremio del Motor, Jaume Roura, en declaraciones en ElNacional.cat.

Roura asegura que contando también los puestos de trabajo indirectos que generaba esta planta, pone en riesgo "muchos más que 3.000 empleos". Según él, se podría hablar de hasta 25.000 puestos de trabajo comprometidos.

Preguntado por qué se puede hacer ahora desde las administraciones, Roura considera que "tienen que hacer todo lo que puedan y más para que esta baja se pueda cubrir con una alternativa, o eso será muy difícil de remontar".