La multinacional Bacardi ha anunciado que dejará de producir su ron y el vermú Martini en la planta de Mollet del Vallès, la única que tiene a todo el Estado. Eso supondría el despido de 82 de sus 280 trabajadores. En los próximos días presentará un expediente de regulación de empleo (ERE). No se verán afectados por la medida los equipos comerciales y de marketing, ni los miembros del equipo de distribución que continuarán ubicados en la localidad vallesana. Los sindicatos han reaccionado con celeridad y han protestado por la medida tomada por la marca, destacando que la empresa no tiene pérdidas. CC.OO. asegura que no hay "causas objetivas" para el cierre y que todo se reduce a un plan de deslocalización. UGT apunta, también, que Mollet abastece el mercado español, uno de los principales para la compañía. El comité de empresa reclama el mantenimiento de todos los puestos de trabajo.

Unos despidos cuestionados

El Ayuntamiento de Mollet ha dado su apoyo, de inmediato, a los trabajadores de Bacardi, y ha solicitado a la empresa que replantee su decisión. Bacardi ha justificado los despidos alegando que son necesarios para el "crecimiento de la empresa" y para la "sostenibilidad del negocio". Bacardi es un gigante de las bebidas alcohólicas, con sede en las Bahamas. También es propietario de otras marcas como Martini, el vodka Eristoff o la ginebra Bombay Sapphire. Tiene 17 plantas en toda Europa, entre ellas la planta de Pessione di Cheiri, en Italia, donde se pretende trasladar la producción de Mollet. Pero, al igual que otros fabricantes de alcohol, no pasa por su mejor momento.

Menos ventas, sin pérdidas

Desde el inicio de la crisis, el mercado de las bebidas alcohólicas ha ido cayendo. El ocio nocturno se ha reducido y desde hace años, por el cambio de hábitos de salud, el consumo de alcoholes ha menguado progresivamente. Los empresarios del sector hace tiempo que piden al gobierno español una reducción de los impuestos sobre los alcoholes de alta graduación para hacer frente a la crisis, alegando que eso beneficiaría, no sólo en la industria de los licores, sino también en la hostelería. Y también al propio gobierno, dicen, ya que la recaudación de impuestos por las ventas de bebidas alcohólicas ha disminuido en los últimos años.

Más salud, menos beneficios

Pero los gobiernos de la UE apuestan claramente por disminuir el consumo de alcohol, en el marco de sus políticas sanitarias. Sin embargo, el Estado español todavía tiene un consumo de alcohol de 9,8 litros de alcohol puro per capita, un poco más que la media de la OCDE: 9 litros. A pesar de todo, en los últimos 20 años el consumo de alcohol se ha reducido en un 19%, una de las tasas de reducción más altas del mundo. Eso sí, en los últimos meses ha aumentado el consumo de productos de alta gama, y eso ha dado esperanzas a la industria licorera.

Bacardi en baja forma

Bacardi España ha encadenado seis años seguidos con pérdidas de mercado. Los beneficios se han ido reduciendo a causa de un descenso lento pero continuado del consumo. Bacardi pierde cuota de mercado frente a la competencia, integrada básicamente por el grupo inglés Diageo, que controla marcas como Cacique, Captain Morgan o Pampero, y el grupo francés Pernod Ricard, que posee Havana Club, un gigante del sector. Justamente, Bacardi ha recibido un golpe judicial en los últimos tiempos en relación en Havana Club. Bacardi controlaba la marca Havana Club en los Estados Unidos, pero mantenía un fuerte litigio con el gobierno cubano, que reclamaba la propiedad de la marca. En enero el gobierno de los Estados Unidos autorizó a Cubaexport, una compañía estatal cubana, a registrar la marca Havana Club en los Estados Unidos. Y Cubaexport está asociada a Pernod Ricard, el segundo grupo mundial en producción de bebidas alcohólicas y uno de los grandes competidores de Bacardi...

Una empresa de origen catalán

Facund Bacardí y Massó (1814-1886), de Sitges, hijo de un comerciante de vinos tarraconense, se instaló en Santiago de Cuba y en 1862 compró una destilería y empezó a producir un ron suave, que fue muy apreciado. Él fue quien escogió el murciélago como enseña de la marca, un símbolo que se ha mantenido hasta ahora. Después de su muerte, sus hijos consiguieron una gran expansión de la marca. El presidente actual de Bacardí es descendiente directo del fundador y muchos miembros de la familia son, todavía, accionistas de la compañía.

 

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