La guerra en Ucrania y la crisis derivada de la misma no han impedido que el Banco Central Europeo (BCE) haya anunciado este jueves que acelerará el calendario de compras de deuda para los próximos meses, es decir, los estímulos económicos derivados de la pandemia de la covid. En un comunicado, el BCE ha informado de que finalizará las compras de deuda por la pandemia cuando acabe este mismo mes de marzo y que modificará el calendario de las compras de deuda de otro programa de estímulos monetarios. Con este otro programa, el BCE comprará deuda en abril por valor de 40.000 millones de euros, en mayo por valor de 30.000 millones de euros y en junio comprará por valor de 20.000 millones de euros delante de los 40.000 millones previstos.

En rueda de prensa, la presidenta del organismo, Christine Lagarde, ha asegurado que "la guerra de Rusia y Ucrania tendrá un impacto material en la actividad económica y la inflación a través de unos precios de la energía y de las materias primas más altos". En esta línea, Lagarde también ha asegurado que la guerra creará problemas en el comercio internacional y debilitará la confianza de los mercados. "La magnitud de estos efectos dependerá de cómo evoluciona el conflicto, del impacto de las sanciones actuales y más medidas posibles", ha sentenciado a la presidenta del BCE.

De cara al tercer trimestre, el organismo no ha querido dar demasiados detalles y se ha limitado a comentar que la compra dependerá de los datos y que reflejará la evolución de los acontecimientos y las perspectivas, con la posibilidad de acabar con estas compras durante aquel trimestre. Aparte de la guerra en Rusia, en esta compra de deuda en los Estados también intervendrá otro factor, la inflación. Concretamente, desde el BCE consideran que "si las perspectivas de inflación a medio plazo cambian y las condiciones de financiación se vuelven inconsistentes con el avance hacia el objetivo del 2%", el BCE está preparado para revisar el calendario de las compras de deuda de nuevo en volumen y/o duración.

El BCE también ha asegurado que implementará "las sanciones que han decidido la Unión Europea y los Gobiernos europeos" hacia Rusia y ha comentado que está dispuesto a aprobar cualquier decisión que sea necesaria para cumplir su mandato de mantener la estabilidad de precios y salvaguardar la estabilidad financiera.

Revisión al alza de la inflación

La de retirar los estímulos económicos por la pandemia no ha sido la única decisión de que ha tomado este jueves el BCE. También ha precedido a revisar al alza sus pronósticos de inflación, por lo que resta de año hasta el 5,1% con respecto al 3,2% de las previsiones que hizo el pasado mes de diciembre. Si la inflación sube, lo que acostumbra a bajar normalmente son las previsiones de crecimiento a corto plazo, que incorporan el primer análisis de las implicaciones de la guerra en Ucrania.

Concretamente, el BCE prevé un crecimiento del 3,7% (4,2% en las proyecciones de diciembre) de cara al 2022 y del 2,8% (2,9% en diciembre) para el 2023. Por último, ha dejado intacto la previsión para el 2024 al 1,6%. Asimismo, pronostica una inflación del 2,1% en 2023 (1,8% en diciembre), y del 1,9% en 2024 (1,8%). El BCE prevé que la inflación se estabilizará a medio plazo con su objetivo del 2%.

Con respecto a los tipos de interés, el BCE ha decidido dejarlos inalterados, pero ya ha avisado de que los empezará a subir de manera gradual una vez deje de comprar deuda en los Estados. Concretamente, el organismo ha dejado los tipos de interés de las operaciones principales de financiación y las subastas semanales al 0%, el de la facilidad marginal de crédito al 0,25%, y de la facilidad de depósito al -0,50%.