La guerra de Ucrania lleva derivadas geopolíticas donde países terceros, encuentran oportunidades para conseguir sus objetivos particulares. Uno de los ejemplos más flagrantes es el visto bueno de Turquía a la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN, a cambio de intensificar las gestiones de solicitudes para la extradición de presuntos militantes de grupos kurdos en territorio sueco en Turquía, entre otros aspectos que Recep Tayip Erdogan impuso. Hay que recordar que el presidente turco acusó el mes de mayo pasado que Suecia era la responsable de acoger militantes del grupo PKK, el cual se formó en Turquía en 1984, a los que son considerados por Turquía de terroristas. Pero los objetivos no sólo son territoriales, sino también económicos. Esto es lo que persigue, ahora, Irán.

Volver a los acuerdos nucleares

Así lo ha constatado el gobierno iraní este lunes y asegura que podría satisfacer parte de las necesidades energéticas de Europa. Como siempre, a cambio de un intercambio: reimplementar el pacto nuclear del 2015 y, por lo tanto, levantar las sanciones norteamericanas contra el país persa. "Si las negociaciones tienen éxito y se levantan las sanciones, Irán puede satisfacer parte de las necesidades de Europa, especialmente en materia de recursos energéticos", ha confirmado el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí. Este negocia desde hace más de un año con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de manera indirecta, con los Estados Unidos, la restauración del acuerdo nuclear del 2015, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones y que fue abandonado en el 2018 por el entonces presidente norteamericano, Donald Trump.

Después de las sanciones, el país persa se vio obligado a cortar la producción significativamente, pero según el director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo del Irán, Mohsen Joyaste Mehr, desde abril ha llegado a los niveles previos a las sanciones: "Cuando los mercados internacionales se abran, estaremos listos para aumentar las exportaciones y devolver con la máxima capacidad", ha declarado.

Este país del golfo Pérsico también tiene unos 100 millones de barriles de crudo y condensados almacenados que se pueden lanzar al mercado casi inmediatamente. El ministro Kananí ha subrayado que Irán cuenta con grandes reservas de petróleo y gas, tercero y cuarto mundial respectivamente, que podrían ayudar "con los problemas energéticos europeos" consecuencia de "la sombra de la crisis de Ucrania". Su capacidad es llegar hasta los 900.000 barriles diarios de producción dentro de los tres meses posteriores al alivio de las sanciones y, potencialmente, abombar casi su capacidad total de unos 3,7 millones de barriles al día en seis meses. A pesar de todo, hay dos escollos ahora mismo que se tendrían que resolver. Las relaciones que este mantiene ahora mismo por separado con los Estados Unidos y Rusia.

¿Qué dirá la OPEP?

Irán pide al gobierno de Joe Biden que se les retire la sanción nuclear. Las últimas semanas todo parecía indicar que el cierre del acuerdo era próximo, pero la semana pasada Washington afirmó que la última respuesta iraní "no es constructiva". Irán era el tercer productor mundial de petróleo después de Arabia Saudí e Iraq cuando los americanos impusieron sanciones en su petróleo. Precisamente hoy, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), encabezada por Arabia Saudí y Rusia, deciden en el marco de su conferencia telemática mensual, cuántos barriles de crudo suministrarán al mercado el mes que viene. Estos, también tendrán que decidir qué juego le dan a Irán si finalmente se les retiran las sanciones.

Los negocios comunes de Irán con Rusia

De la otra, no hay que olvidar los intereses comunes de Irán y Rusia con respecto al gas y ya han puesto las bases para crear a un cártel mundial de esta energía. El centro de operaciones de toda esta estrategia está en la isla de Kish en la provincia de Ormuzgan. La isla de Kish se encuentra en la costa suroeste del Irán con una ruta de tráfico fácil que pasa por el extremo más septentrional de Omán, que se encuentra en el este de Ras Al-Khaimah de los Emiratos Árabes Unidos, hasta el golfo de Omán.

La isla de Kish se utilizará como centro de refinación de gas para la producción de productos petroquímicos de alto valor y en la fabricación de gas natural licuado (GNL). Gazprom y la National Iranian Oil Company (NIOC) firmaron un acuerdo de 40.000 millones de dólares para invertir en este proyecto que les convertiría en los líderes de la exportación de esta energía, el gas, considerado el elemento clave para hacer la transición de los combustibles fósiles a las renovables.