La patronal Cemento Catalán ha explicado en un comunicado que los costes eléctricos se han convertido, de nuevo, en una gran amenaza para la industria del cemento en Catalunya. La Red Eléctrica de España (REE) ha completado el proceso de asignación del servicio de interruptibilidad a través de subastas competitivas con la asignación de una potencia interruptible para el periodo el 1 de enero al 31 de mayo del 2018 de 2.584,9 MW. Eso significa un descenso del 13% respecto del año anterior, más de 400 MW sin asignar, un volumen que repercutirá directamente en varias fábricas catalanas, que se han quedado sin la asignación de algunos bloques de este servicio.

En la práctica, eso implica unos costes de producción más caros, ya que se dejarán de percibir retribuciones por interrutptibilidad del servicio eléctrico. En el caso de Catalunya, que es la segunda región exportadora de España y, con el bajo consumo interno actual, la de mayor producción, el sobrecoste energético implica perder la ayuda que permitía el acceso a los mercados exteriores. "Conviene recordar que, además, el estado español es uno de los más caros de Europa en precios de electricidad para consumidores industriales, muy por encima de Alemania o Francia, por ejemplo, y sólo por debajo de mercados geográficamente aislados, como los del Reino Unido o Irlanda", explica el presidente de Cemento Catalán, Salvador Fernández Capo.

Eso se añade al hecho que los presupuestos de las empresas se han aprobado hace ya unos meses con el grave inconveniente de hacerlo sin saber el coste eléctrico, que es de especial importancia en el caso del sector del cemento y que depende de la asignación de bloques de interruptibilidad. "Además de tarde, sólo se han asignado los bloques correspondientes a los cinco primeros meses del año, lo cual mantiene la incertidumbre sobre el coste eléctrico a lo largo de todo el próximo año y, por lo tanto, la rentabilidad real de los contratos de exportación", recuerda Fernández Capo. El servicio de interruptibilidad lo ofrecen los grandes consumidores de electricidad (como las fábricas de cemento) y consiste en su compromiso de reducir o suspender la demanda en momentos de emergencia para el suministro a cambio de una retribución. Este servicio es un punto clave para reducir el importante coste energético del sector y mantener la competitividad de las fábricas catalanas de cemento, que pasa también por la disponibilidad de un volumen más grandes de residuos para usar como combustibles alternativos, consiguiendo de esta manera rebajar el coste del mix energético global.