Justo un día después de anunciar que España cumplirá "holgadamente" con el objetivo de reducir el déficit público hasta el 4,6% del PIB en el 2016 y el 3,1% en el 2017, el ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, ha cambiado el optimismo por la moral. En su comparecencia en el Parlamento Europeo para dar explicaciones sobre la desviación del déficit, Guindos ha reiterado que congelar los fondos estructurales de España tendría "efectos económicos perversos" y supondría un "estigma innecesario" para España. Todavía más: "incoherente", "contraproducente" y "efecto desmoralizador" para la población.

"No ha habido ningún otro gobierno que haya dado un giro tan intenso como el que ha hecho España en los últimos cinco años," ha defendido De Guindos justo antes de explicar que España "ha hecho esfuerzos importantes y empieza a ver la luz al final del túnel." Una luz que en caso de apagarse por suspensión de los fondos estructurales costaría a España la cifra prohibida de 1.200 millones destinados a proyectos de cohesión que gestionan las comunidades autónomas. Y como aquel que no diría pero acaba diciendo, Guindos ha vuelto a la carga. "Sería una señal inadecuada" y "no diría que sería humillar, pero afectaría al ánimo y la moral de la población española", ha añadido.

Recuperando el tono formal y sin voluntad de apelar nuevamente a las emociones de sus interlocutores, Guindos ha asegurado que durante la crisis, "se ha mantenido el gasto social en España" y sería "difícilmente explicable" que se cerrara el grifo de los fondos estructurales ya que considera que el gobierno encabezado por Mariano Rajoy "está cumpliendo las reglas" y alcanzará los objetivos de déficit marcados. Esta vez, sin embargo, sin un "holgadamente" de por medio. Seguimos: "España es el país que más crece entre las grandes economías europeas" y "es el ejemplo más claro de que es posible reanudar una senda de crecimiento económico vigoroso dentro de una unión monetaria gracias a las reformas adoptadas." O dicho de otra forma, España no sólo no plantea un riesgo a la incertidumbre de la estabilidad financiera de la zona euro sino que ahora es una abanderada del crecimiento económico.

Una mayoría en contra

El alud de preguntas y réplicas de los eurodiputados no se ha hecho esperar. Una de las críticas más duras ha sido la del eurodiputado catalán de ICV Ernest Urtasun que no ha dudado en recordar a De Guindos que su partido votó a favor de condicionar los fondos estructurales a la situación fiscal. Según el también portavoz de ICV, el principal motivo del desvío del déficit de 2016 son "los regalos fiscales a las rentas más altas." Todavía más: "Si hoy estamos aquí es por la pésima gestión económica del PP. Sin una reforma fiscal como la del 2014 hoy no tendríamos la amenaza del bloqueo de fondo", ha señalado Urtasun.

También el eurodiputado del PSOE Sergio Fernández ha propuesto derogar la reforma fiscal como símbolo de los ajustes previstos para el 2017 mientras que la eurodiputada d'IU Paloma López ha acusado al ministro de "compartir el mismo proyecto económico que Bruselas" recordando que el PP dio apoyo a los tratados de estabilidad "que amenazaban con dejar a España sin fondos regionales y sociales". A todo ello, Guindos ha defendido la reforma fiscal, el crecimiento económico como impulso del ajuste presupuestario así como la reciente modificación del impuesto de sociedad gracias al cual y según la última previsión del Gobierno, las arcas del Estado podrían recibir unos 9.000 millones. Es decir, 1.000 millones más que en el anterior cálculo. Y más allá, de cubrirse en salud por aquello que ya está hecho, ha rechazado concretar qué medidas piensa tirar hacia adelante para llevar a cabo el ajuste de 5.000 millones que le reclama Bruselas. Una cifra que admite poca moral.