Si ya hace décadas que Catalunya arrastra un fuerte déficit en inversión en infraestructuras, la crisis por el coronavirus lo empeorará todavía más. De hecho, la caída en inversión en construcción tanto en Catalunya como en España podría caer entre un 20 y un 25% en el 2020 debido a la pandemia, según las últimas previsiones de Foment del Treball, "si las administraciones no se ponen las pilas". Esta cifra y la situación por la Covid-19 suma todavía más retrasos a la ejecución de infraestructuras en Catalunya.
Ante la situación, desde Foment consideran que "haría falta que las administraciones avanzaran y agilizaran los procesos de licitación de las obras", ya que, según el secretario adjunto de la patronal, Salvador Guillermo, "una de las medidas más eficaces para reactivar la economía, una vez reanudadas todas las obras públicas paradas, es avanzar las licitaciones futuras y que el conjunto de las administraciones diseñen de forma coherente los Planes de Reconstrucción".
Alertan, sin embargo, de que "si se mantiene en el tiempo esta baja inversión pública a Catalunya, la competitividad de la economía catalana y la calidad de vida de sus ciudadanos se verá perjudicada. Por eso, hace falta que las diversas administraciones aumenten la inversión en infraestructuras, que está en mínimos históricos, y que prioricen aquellos proyectos estratégicos que tengan más impacto en la productividad de la economía, en la competitividad de las empresas y en el bienestar de los ciudadanos", asevera el vicepresidente de Foment, Joaquim Llansó.
Se constata de nuevo poca inversión en el 2019
Al mismo tiempo, el informe de la patronal asevera que el año 2019 reitera la baja inversión en infraestructuras y el bajo cumplimiento de la inversión ejecutada en Catalunya por parte del Estado, algo que desde Foment critican y reclaman "hacer un paso adelante". De hecho, el peso de la inversión pública sobre el gasto público pasó del 12% en el 2007 a un 5% en el 2019. Según explica Guillermo, el peso de la inversión pública el 2019 respeto el PIB fue en España del 2,0%, el tercero más bajo después del 2016 y 2017, y uno de los más bajos de la Unión Europea (media 3,0%).
Esta disminución de la inversión pública en España en un momento de expansión económica se debe "a que la reducción del déficit se ha realizado en detrimento de esta". Así, critican desde Foment, el peso de la inversión pública en el total del gasto público pasó del 12% en el 2007 en menos de la mitad, el 5%, en el 2019, cosa que ha ocasionado que los presupuestos de infraestructuras y equipamientos estén en mínimos históricos".
"Hace falta que las diversas administraciones aumenten la inversión en infraestructuras, que está en mínimos históricos, y que prioricen aquellos proyectos estratégicos que tengan más impacto en la productividad de la economía, en la competitividad de las empresas y en el bienestar de los ciudadanos", ha añadido Guillermo.
De hecho, Foment ha asegurado que estas infraestructuras, principalmente competencia del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, "o están paradas o se están ejecutando a un ritmo muy lento". "Las infraestructuras ferroviarias siguen recibiendo inversiones claramente insuficientes", ha asegurado Guillermo. Entre 2015 y 2018, la Administración del Estado invirtió en Catalunya 1.474 millones de euros de los 2.566 millones presupuestados, un 57% de las partidas.
"Hay que hacer una política muy decidida para que los recursos previstos finalmente se gasten y no se dejen presupuestos para ejecutar con infraestructuras cada vez más necesarias para una movilidad sostenible", ha sostenido a Guillermo. Además, la patronal ha reclamado una mayor inversión en Rodalies y Regionales y la ampliación y mejora del metro y la red ferroviaria de Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC), "muy limitada" por la financiación "insuficiente" de la Generalitat.
Foment también ha reclamado el Corredor Mediterráneo ferroviario por transporte de mercancías como una infraestructura "clave" para incrementar el "potencial" de la economía catalana. Asimismo, ha pedido agilizar el desdoblamiento de la N-II por Girona y la N-340, así como la autovía orbital B-40, indispensable para solucionar el "cuello de botella" de la movilidad del Àrea Metropolitana de Barcelona.