Endesa detectó durante el 2018 cerca de 26.400 casos de fraude eléctrico en Catalunya. Así, consiguieron recuperarse más de 289 millones de kWh defraudados -de lo contrario dichos kilovatios "fantasma"-, mediante métodos anti-reglamentarios, como empalmaduras ilegales en la red por parte de usuarios sin contrato, dobles acometidas o manipulación de los equipos de medida.

Aparte de las cifras, hace falta destacar y subrayar que la defraudación de fluido eléctrico puede suponer un grave riesgo para la seguridad y la salud de las personas, tanto para el propio defraudador como para los que lo rodean, y al mismo tiempo ponen en riesgo también la seguridad de las instalaciones y de los bienes inmuebles. En este sentido, durante los últimos años se han registrado numerosos casos de incendios en instalaciones y viviendas como consecuencia de estas manipulaciones. Igualmente, instalaciones eléctricas manipuladas pueden provocar sobrecargas en la red no previstas, con la consecuente desconexión de fusibles de centros de transformación, hecho que se traduce en cortes de luz y un deterioro de la calidad del servicio.

Otro factor que agrava el problema del fraude según la empresa es el crecimiento de los cultivos de cannabis que se ha producido en los últimos años. Estos cultivos van frecuentemente acompañados de enganches ilegales a la red eléctrica, que pueden llegar a generar importantes interrupciones de suministro en los núcleos de población donde se llevan a cabo. Una vivienda utilizado como en plantación indoor de marihuana consume el equivalente en 20 viviendas y la concentración de estos cultivos en determinadas zonas llega a saturar la red.

Hay que recordar, además, en contra de lo que puede creerse, que el grueso del fraude eléctrico en España lo cometen grandes consumidores, tanto empresas de sectores industriales y de servicios como negocios y/o domicilios particulares con consumos elevados, según asegura Endesa.