La crisis económica de la Covid ha puesto sobre la mesa un hecho, que el mercado laboral español se tiene que reformular, o, cuando menos, reformar. Eso pasa, según los sindicatos mayoritarios, suprimiendo las reformas laborales del Partido Popular, que tanto el PSOE como Podemos llevaban al programa electoral y que, de momento, parece que no abordarán a corto plazo. Eso implica acabar con la temporalidad de los contratos y con la estacionalidad de estos, que en la práctica acaban provocando trabajos poco remunerados y que aportan poco valor añadido.

En todo eso, los sindicatos añaden que habría que volver a aumentar el salario mínimo, con el fin de desprecarizar buena parte del mercado laboral actual. Estas serían las medidas básicas con el fin de intentar salir de esta crisis con un mercado laboral más maduro que no se base en la temporalidad de los contratos que ahora mismo predominan en el mercado, sobre todo en el sector servicios. Además del aumento del SMI y de la derogación de las reformas laborales, los sindicatos también reclaman que Catalunya defina con claridad su modelo productivo para generar valor añadido.

Todo este debate se ha generado porque hace más de un año que se empezó a avistar una fuerte crisis económica provocada por la Covid, que obligó el paro total de la actividad económica durante más de tres meses y de un paro parcial desde el verano hasta hoy, Día del Trabajador. Todo ha afectado tanto en empresas y trabajadores y a pesar de las medidas, empezando por ERTE, y subvenciones entregadas por el Estado, miles de empresas han tenido que cerrar las puertas y han llevado al paro a sus trabajadores.

Un año de los ERTE

Para intentar minimizar esta situación, el Gobierno decidió flexibilizar las medidas para poder declarar un ERTE cuando tuvo que decretar el confinamiento total del Estado. Con eso, el Gobierno se comprometía a abonar los sueldos y las cotizaciones de los trabajadores y también las prestaciones de desempleo. Todo, costará al Ejecutivo central unos 30.000 millones de euros en dos años, según aseguró el mismo Pedro Sánchez al Congreso de los Diputados el pasado 14 de abril.

Ahora bien, después de más de un año, y varias prórrogas, los ERTE siguen bien presentes en nuestra vida, y más todavía por los 157.873 trabajadores que todavía se encuentran en esta situación en Catalunya y unos 640.000 a todo el Estado, aunque en el peor momento de la crisis 3,6 millones de españoles se encontraron en esta situación. En más, desde los sindicatos prevén que esta situación, la de los ERTE, no se acabe hasta al fin de la crisis sanitaria y la recuperación llena de la actividad y eso no llegará hasta que no se alcanza la ya famosa inmunidad de grupo y por eso todavía quedan unos meses, como mínimo hasta pasado el verano.

Es por eso que tanto los sindicatos como las patronales ya están negociando con el Gobierno que alargue el plazo de los ERTE más allá del mes de mayo hasta después del verano, ya que la gran mayoría de las empresas todavía afectadas, la gran mayoría del sector de los servicios no podrán recuperar la normalidad dentro de menos de un mes.

Y es que en un fenómeno que no se acostumbra a ver en nuestra sociedad, sindicatos y patronales coinciden en que los ERTE han ayudado a disminuir el efecto de la pandemia en los datos del empleo y, a medida que nos acercamos a la vuelta a la normalidad, el número de personas en esta situación va disminuyendo, sin ir más lejos durante el mes de marzo la proporción de afectados se ha disminuido un 17,3% con relación al mes de febrero, según datos de Pimec.

De cara a la negociación del alargamiento de los plazos de los ERTE, Pimec también apunta que están dispuestos, pero siempre y cuando no comporte "un encarecimiento de las cotizaciones y del factor trabajo", ya que eso comportaría "la destrucción de puestos de trabajo".