La solución a la crisis de accionariado familiar de Freixenet está cada vez más cerca y hoy tiene lugar el consejo de administración más trascendental de su historia. La oferta de adquisición del grupo vinícola alemán Henkell&Co, filial del gigante Dr. Oetker, se mueve en torno a los 500 millones de euros y ya hace semanas que se encuentra sobre la mesa pero ahora, las tres familias propietarias del gigante del cava catalán tienen que decidir si tiran adelante o no el proceso de venta que tendría como paso previo, una due diligence consistente en una auditoría preventiva para evaluar las cuentas de la empresa antes de formalizar la operación. 

La familia Ferrer consiguió posponer la decisión durante el anterior consejo de administración ya que todavía no se había oficializado el traspaso de acciones de las desaparecidas hermanas Pilar y Carmen Sala Ferrer a sus respectivos hijos que integran las familias Bonet y Hevia. Una estrategia que no les ha ido nada mal para seguir negociando un crédito con la banca con el fin de alcanzar el 50% de las acciones y evitar cualquier posibilidad de venta a un socio externo. Sin embargo, todo apunta que en este consejo de administración ya no habrá falta de quorum y cada uno tendrá el derecho a voto que le corresponde. 

El presidente de Freixenet, José Luis Bonet, confirmó durante la presentación de la Fira Alimentària 2016 que existía una oferta de compra que evidencia el atractivo de la compañía. Sin querer dar más detalles al respecto, Bonet aseguró que "a partir de aquí hay que esperar" pero la cuenta atrás para tomar una decisión esta cada vez más cerca de su desenlace.

La disputa familiar más viva que nunca

La disputa por las acciones de tres familias primas está más viva que nunca después de que los Hevia, que ostentan un 29% de las acciones, colocaran la oferta de Henkell&Co sobre la mesa del consejo de administración. Mientras que la rama crítica liderada por el vicepresidente y director financiero, Enrique Hevia considera que vender es la mejor opción, la familia Ferrer Noguer encabezada por el presidente de honor y único superviviente de la segunda generación, José Ferrer que ostenta un 42% de la multinacional catalana, todavía mantiene la esperanza de poder hacer valer su derecho a tanteo.

Los Ferrer aceptarían la salida de los Hevia que han mostrado en reiteradas ocasiones su disconformidad con la gestión del vicepresidente, Pedro Ferrer, siempre y cuando Henkell entrara en calidad de socio minoritario. Ahora bien, esta opción resulta altamente improbable teniendo en cuenta que los intereses de la multinacional alemana pasan por convertirse en el accionista mayoritario alcanzando entre un 51% y un 58% del capital de Freixenet.

La clave de la familia Bonet

A pesar de que la familia Bonet que ostenta un 29% de las participaciones reivindica de puertas a fuera su "buena sintonía familiar", mantienen una estrategia claramente dividida. Tanto el presidente como su hermana, Pilar Bonet, se han mostrado próximos a los Ferrer pero en especial, José Luis Bonet prefiere no vender su paquete de acciones y dar estabilidad a la multinacional a largo plazo. En este sentido, Henkell&Co le ha ofrecido la posibilidad de seguir presidiendo a Freixenet en un periodo de transición, una opción que ha tentado a Bonet.

Por su parte, los Hevia cuentan con el apoyo de Pedro Bonet, presidente del Consell Regulador del Cava y director de comunicación, así como el de Eudald Bonet, también muy crítico con los Ferrer. En especial, Enrique Hevia y Pedro Bonet mostraron en reiteradas ocasiones una muy buena sintonía en el stand de Freixenet durante la Fira Alimentària.

Mientras que los Hevia necesitan al menos tres miembros de la familia Bonet para materializar la oferta de compra de Henkell, los Ferrer tienen bastante con dos miembros para alcanzar más del 50% de las acciones. Dos posturas opuestas y en medio, una familia que puede resultar la clave para salir del callejón durante el trascendental consejo de administración.