El 2018 ha sido un año "bastante bueno", aunque se empieza a vislumbrar "una cierta desaceleración" en algunos indicadores. Con todo, "el apocalipsis económico que nos venían por la política" no es lo que muestran los datos, según afirman desde el Colegio de Economistas de Catalunya en la Valoración de la coyuntura económica catalana, presentado esta mañana por el grupo de coyuntura.

De esta manera, los economistas concluyen que el 2018 ha sido un buen año para Catalunya económicamente parlante, y prevén un 2019 "razonablemente bueno". El PIB catalán ha seguido creciendo a ritmos superiores que el español durante los tres primeros trimestres del 2018, un 3% fachada uno 2,6%. Las previsiones de crecimiento para el 2019 son un poco más bajas, entre un 2% y un 2,5%. "Eppur si muove" -a pesar de todo, se mueve-.

La irrelevancia de los presupuestos

El economista Albert Carreras ha asegurado que, con respecto al Sector Público, "la Generalitat tiene controlada la economía gracias al buen comportamiento de los ingresos". Con todo, "estamos preocupados por la dilución en que se somete el papel de los presupuestos del Estado (PGE)". Carreras explica que hay fuerte presión para que se aprueben los PGE, pero por otra parte los grandes incrementos de gastos ya se han aprobado sin presupuestos nuevos -ayer se aprobó el aumento de las pensiones, también se ha aprobado el incremento de los sueldos de los empleados públicos, etcétera.

"Estamos viendo que se puede gobernar el gasto, los recortes y el aumento de gasto mediante el decreto ley, aunque no haya presupuestos". Eso, según explica Carreras, "lleva a una deslegalización, a una creciente irrelevancia de las cuentas del Estado". Así, "hemos visto que todo aquello que sea muy transversal y ningún partido político se quiera oponer, será fácilmente aprobable a partir de un decreto ley", apunta. "Si no hacen falta los presupuestos que nos lo digan, se ha desvirtuado la función que estos tenían históricamente".

El turismo, "en récord"

Por una parte, el economista y periodista Jordi Goula ha destacado el turismo, alegando que "el tema del turismo se ha tratado de una manera que ha hecho mucho daño", apuntando en los discursos de algunos que consideraban que el turismo en Catalunya estaba "en crisis". "Si miramos los datos, hasta el mes de noviembre ya se había alcanzado toda la cifra de gasto de extranjeros del 2017", explica Goula. Con todo, "lo que ha fallado ha sido el turismo interno, que ha registrado un 7,4% menos".

A pesar de eso, "no podemos hablar de crisis, tenemos que hablar de récord". "Es fácilmente imaginable que esta bajada se debida a cómo se vende lo que pasa a Catalunya en España", asegura. Con los datos en la mano, las pernoctaciones en Barcelona han registrado 17 millones de extranjeros y 2,7 millones de españoles. "Hay sectores que tienen cierta tendencia a quejarse", dice Goula.

Además, los hoteles que crecen en Catalunya en pernoctaciones de extranjeros son los de 4 y 5 estrellas, por lo cual "está viniendo un turismo de más calidad". "El sector turístico no está en crisis a pesar de los boicots de España", asegura al decano del Colegio, Modest Guinjoan.

Eppur si muove

La economía catalana "Eppur si muove -a pesar de todo, se mueve - que decía a Galileo. "La realidad ha desmentido el catastrofismo", dice Modest Guinjoan, asegurando que los datos indican que la economía catalana se mueve en el buen camino. Guinjoan ha apuntado a las exportaciones, en las que ha asegurado que una vez más, la economía catalana marcará récord histórico en las exportaciones. "Vamos de récord en récord con respecto a las exportaciones", asegura, que son más del 25% del total de las exportaciones españolas.

Con respecto al mercado de trabajo, el economista Xavier Cuadras apunta que la tasa de paro de Catalunya (10,6%) es todavía alta sin embargo "mucho mejor que la española,", que registra un paro del 15%. Así pues, el comportamiento mercado de trabajo "ha sido lo bastante positivo este año 2018".

Finalmente, Cuadras afirma que continúa un crecimiento que no es tan sólido como el que hemos tenido desde el 2014 y que confirma la desaceleración, pero "es una tendencia que tendríamos que considerar normal y no responde a un comportamiento idiosincrático, sino que hay que valorar en el contexto de la economía global".