La Cambra de Comerç de Barcelona ha pedido "un cambio institucional profundo" en España con el fin de afrontar la situación de infrafinanciamiento específico de Catalunya y garantizar así la sostenibilidad de las finanzas públicas de la Generalitat a largo plazo de acuerdo con unos objetivos de estabilidad presupuestaria, a día de hoy, difícilmente alcanzables hasta el 2020. Esta es la conclusión principal que se desprende del estudio "Condiciones de sostenibilidad de las finanzas públicas" presentado conjuntamente por el presidente de la Cambra, Miquel Valls y el responsable del gabinete de estudios económicos de la entidad, Joan Ramon Rovira que han querido evidenciar así el grave problema de las finanzas de la Generalitat, sobre el cual se espera y se confía "en que se encuentren vías de solución dentro del marco de complejidad ya que interesa al conjunto del Estado."  

En este sentido, Valls ha asegurado que se tiene que pasar del diagnóstico económico a la traducción política ya que "no se puede ir retrasando eternamente. Se tiene que resolver ya". El presidente de la Cambra considera que ya hace dos años que el nuevo sistema de financiación autonómica se tendría que haber abordado y es por eso que tanto la Generalitat como el gobierno central, una vez se constituya, tienen la responsabilidad conjunta de pactar medidas que garanticen la viabilidad de las cuentas públicas catalanes "con independencia de acuerdos o desacuerdos políticos en otros aspectos." 

Después de cuatro meses en los cuales no se ha conseguido llegar a un acuerdo para formar gobierno en España, Valls no ha dudado en culpabilizar todos los partidos a la vez que los ha instado a pronunciarse "sobre estos temas de importancia real para el futuro de los ciudadanos". Y precisamente la financiación será una de las cuestiones centrales de la reunión prevista para este jueves entre el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras y la vicepresidenta del gobierno central en funciones, Soraya Sáenz de Santamaria.

Tres escenarios

El estudio económico analiza tres escenarios diferentes de ajuste fiscal. En el primero se presupone que la Generalitat podría reducir el déficit hasta el -1% del PIB durante el 2016, hecho que limitaría el crecimiento del gasto hasta un 1,3% nominal. Sin embargo, para que esto fuera posible, se tendría que mantener el gasto congelado en términos reales, es decir, descontando la inflación, del 2017 hasta el 2020 con el fin de conseguir equilibrar el presupuesto hasta el horizonte del comienzo de la nueva década.

En el segundo escenario se coge como referencia una reducción del déficit hasta el -0,7% en el 2016, hecho que implicaría un gasto nominal del -1% este primer año y una congelación del gasto público en términos reales durante tres años más con el fin de alcanzar un ligero superávit en el 2019. Ahora bien, tanto el escenario A como el B plantean un reto difícilmente alcanzable desde una perspectiva social, económica y política, sobre todo respecto al gasto público real que se generaría a lo largo de tres o cuatro años. En este sentido, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AireF) ya advirtió a Catalunya que se requiere una senda de ajuste encaminada a una estabilidad presupuestaria más progresiva que la establecida en el anterior programa de estabilidad.

Objetivos exigentes pero no factibles. Por lo tanto, se recomienda prolongar los plazos para el cumplimiento del equilibrio presupuestario en función de como avancen las negociaciones entre el Gobierno español y la Comisión Europea. Y aunque alargar el horizonte fuera posible, se tendrían que llevar a cabo unas condiciones adicionales para garantizar la sostenibilidad de la hacienda pública catalana que pasan por redistribuir la carga del ajuste administrativo de forma proporcional al peso relativo de cada subsector integrado en el gasto público total. Al mismo tiempo, también se aconseja aumentar los ingresos no financieros de la Generalitat. 

Por último y enmarcado ya dentro del tercer escenario, los ingresos de los que dispone la Generalitat tendrían que aumentar al menos un 1% del PIB catalán en el 2020 con el fin de compatibilizarlo con un crecimiento del gasto público real del 2% del 2017 en el 2020 y la consecución del equilibrio presupuestario.

Crecimiento más sostenible y equilibrado

La Cambra también ha presentado los resultados trimestrales de la economía catalana, sobre la cual ha rebajado una décima la previsión de crecimiento para el 2016, desde un 3% hasta el 2,9%, calculando así un avance del PIB del 3,4% en el 2015 hasta el 2,6% en el 2017. Un ritmo que según Valls, es "más sostenible en el tiempo y más equilibrado entre la demanda interna y externa". Y es que a pesar de la desaceleración de la economía catalana, las tasas de crecimiento sigue siendo más elevadas a la vez que superiores al conjunto de España y la Unión Europea (UE). 

Las previsiones de la Cambra se mantienen prácticamente iguales ya que la incertidumbre política y la volatilidad de los mercados queda compensada por el efecto positivo de la caída del precio del petróleo, las políticas expansivas del Banco Central Europeo (BCE) y la relajación de los objetivos de déficit público así como la rebaja fiscal del IRPF. Aunque las perspectivas de cara al segundo trimestre son especialmente favorables en el caso catalán, no ha resultado excesivamente positivo el índice de confianza empresarial ya que ha caído durante los tres primeros meses del año tanto en Catalunya como en España. 

En referencia a la primera mitad del año, el estudio también estima un crecimiento del PIB catalán que pasará del 3,6% del primer trimestre al 3,3% del segundo trimestre a causa de las peores condiciones económicas internacionales y la moderación de las exportaciones. Un hecho que contrasta con la fortaleza de la demanda interna que se prevé que continúe así gracias al récord del sector turístico y la buena marcha de los negocios del comercio que han revertido su tendencia desde el inicio de la crisis.