La situación financiera y el resultado de Banco Santander podrían verse afectados a escala corporativa por las tensiones políticas en Catalunya derivadas del independentismo, según reconoce la entidad en su último folleto de actividad continuada remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El Santander indica que los movimientos sociales y políticos que están teniendo lugar en Catalunya reclamando su independencia del resto de España todavía tienen un desenlace "incierto".

Alega que eso podría afectar a los negocios, las condiciones de financiación o el entorno en que el grupo opera en este territorio y en el resto de España, desencadenando "un efecto adverso material en los negocios, situación financiera y resultados del grupo". Actualmente, España representa el 27% de la cartera de créditos del grupo Santander.

La entidad también podría verse afectada por el Brexit, a causa de la "gran incertidumbre" con respecto al proceso, los plazos de negociación de la salida del Reino Unido de la UE y su relación futura con Europa y el resto del mundo. En este sentido, indica que es "difícil" predecir los efectos a largo plazo, pero se apunta que es "probable" que se produzca una mayor inestabilidad financiera, un crecimiento económico más lento y un aumento del paro y la inflación en el país.

Además, el Santander está sujeto a una regulación y supervisión "significativas" por parte de la UE y existe "gran incertidumbre" en cuanto a los entornos jurídicos y reguladores en los cuales operarán sus filiales en Reino Unido cuando el país abandone la Unión Europea. Al cierre de 2017, Reino Unido representaba el 29% de la cartera crediticia del grupo y Santander UK tenía un peso del 25% sobre los activos totales del grupo.

"Es posible que las filiales del grupo en Reino Unido ya no puedan apoyarse en el marco transfronterizo para los servicios financieros y se les exija solicitar autorización en varias jurisdicciones de la UE, los costes de la cual, plazos y viabilidad son inciertos, lo cual podría tener repercusiones significativas en las operaciones, rentabilidad y negocio del grupo", advierte la entidad.

Estos acontecimientos políticos podrían dar lugar a una mayor volatilidad de los mercados y a cambios en el panorama fiscal, monetario y regulador en el cual opera al grupo, lo cual podría comportar "efectos adversos materiales en su acceso a capital y liquidez en condiciones aceptables y, a nivel más general, en su negocio, situación financiera y resultados operativos".

Otras zonas geográficas que cuentan con un peso considerable en la actividad de Santander son Latinoamérica, que representa el 17% de la cartera de créditos del grupo y el 20% de sus activos totales, y Estados Unidos, con un 8% de los créditos y el 4% de los activos. Según indica el documento, la economía de algunos países de Latinoamérica en los cuales el grupo opera ha experimentado una volatilidad "significativa" en las últimas décadas, que se ha traducido en "fluctuaciones en los niveles de depósitos" y en una "reducción de la solidez económica" de los segmentos a los cuales el grupo financia.

Así, unas condiciones económicas negativas y volátiles tienen un impacto en la rentabilidad del Santander, al hacer que los márgenes de financiación desciendan, que la calidad crediticia disminuya y que la demanda de productos y servicios con mayor margen se reduzca.

El Santander apunta que el ascenso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos también ha generado volatilidad en los mercados financieros globales y ha creado incertidumbre en las relaciones con México, un país que tiene un peso del 4% sobre los activos totales del grupo. "Una volatilidad continuada del peso mexicano o cambios en la política comercial y de inmigración de EE.UU. con respecto a México u otros países de Latinoamérica pueden tener un efecto adverso material en las economías de estos países y afectar, de forma material, a los negocios, situación financiera y resultados del grupo," señala.

Si las economías de España, Reino Unido, algunos países de Latinoamérica donde el grupo opera o Estados Unidos volvieran a entrar en recesión, el banco cántabro ha advertido que es "probable" que se produjera un efecto adverso material en la cartera de créditos del grupo y, en consecuencia, en su posición financiera, flujos de caja y resultados de explotación.