Gran preocupación y frustración entre las pirotecnias catalanas. Llevan un año trabajando para un junio incierto, el único mes en que hacen buena caja. La crisis del coronavirus está arruinando todo un sector que continúa parado. Calculan que las pérdidas ya son del 50% y hasta el 75% de la facturación anual, una cifra que puede ser más catastrófica si se elimina la celebración de Sant Joan.

Las pirotecnias piden comprensión a las administraciones y que permitan la fiesta, ni que sea de forma más contenida dentro del ámbito familiar. Si tampoco se aceptara una versión 'light' de Sant Joan, en última instancia el sector aboga para moverlo al 25 de julio, coincidiendo con Sant Jaume. Avisan que los negocios cuelgan de un hilo y que se condenaría el oficio a desaparecer.

Las pirotecnias, paradas al 100%, tienen claro que, después de la suspensión de las fallas, Sant Joan puede correr la misma suerte. Dan por hecho que, en el mejor de los casos, será un Sant Joan descafeinado.

La facturación cae en picado en un año en que estos negocios han tenido que afrontar grandes inversiones para adaptar los talleres a unas normas de seguridad más estrictas. Había que cumplir el nuevo reglamento antes del 8 de mayo. Ahora se les ha concedido una moratoria hasta el 31 de diciembre.