La Juventus de Turín ha tomado una decisión drástica esta mañana: Igor Tudor ha sido destituido de su cargo tras un inicio de temporada irregular y un vestuario que mostraba claros signos de desconexión con el técnico croata. Según diversas fuentes en Italia, Tudor ha sido informado personalmente de su despido, y Massimo Brambilla, actual entrenador del filial bianconero, asumirá el mando del primer equipo de forma interina.

El movimiento llega en un momento de urgencia para la entidad turinesa, que necesita estabilizar su rumbo en la Serie A y definir un proyecto coherente de cara al futuro. En este contexto, Zinedine Zidane aparece como el gran deseo de la directiva encabezada por Cristiano Giuntoli, pero su llegada está lejos de ser sencilla.

Zinédine Zidane en el Santiago Bernabéu / Foto: Europa Press

Zidane, el sueño imposible de la Juventus

El técnico francés mantiene una relación histórica con la Juventus, donde jugó entre 1996 y 2001 antes de dar el salto al Real Madrid. Su figura es sinónimo de prestigio, autoridad y éxito, y su perfil encaja con la idea de devolver al club a la élite europea. Sin embargo, según apunta la prensa italiana, las conversaciones entre la Juventus y Zidane han comenzado de forma exploratoria, sin compromisos firmes por parte del entrenador.

Zidane ha dejado claro en múltiples ocasiones que su prioridad sería dirigir a la selección francesa, un reto que podría materializarse tras el próximo ciclo internacional si Didier Deschamps deja el cargo. Esa circunstancia complica cualquier intento de seducirle a corto plazo, incluso desde un club de su pasado como la Juve.

Real Madrid Osasuna Zidane EFE

La Juventus busca estabilidad tras un ciclo turbulento

El despido de Tudor es otro capítulo en una serie de decisiones que reflejan la falta de continuidad en el proyecto deportivo turinés. Desde la salida de Massimiliano Allegri, el equipo ha transitado por distintas etapas sin consolidar un estilo de juego ni una dirección clara. Brambilla, mientras tanto, tendrá la tarea de mantener la competitividad y sostener el grupo hasta que la cúpula decida el rumbo definitivo.

Zidane sería, sin duda, una figura capaz de devolver autoridad y equilibrio a un vestuario que necesita liderazgo. Sin embargo, las posibilidades reales de que acepte el reto parecen reducidas por ahora. El técnico francés no quiere precipitar su regreso y solo contempla proyectos que le motiven plenamente, y eso, hoy por hoy, parece tener un único nombre: Francia.

La Juventus, mientras tanto, seguirá buscando un nombre que combine prestigio, gestión y resultados inmediatos, un equilibrio que se ha convertido en su mayor desafío de los últimos años.