Cuando Xabi Alonso aterrizó en el Real Madrid como entrenador, tenía claro qué necesitaba. Su visión era precisa: un equipo ordenado, con control en el centro del campo y capacidad para marcar el ritmo del juego. Para ello, pidió un nombre concreto: Martín Zubimendi. Un jugador capaz de dar identidad táctica a su proyecto.
Pero el club no compartió su urgencia. Mientras Alonso pedía un mediocentro con personalidad, la dirección deportiva decidió priorizar otros fichajes: defensas jóvenes y promesas para el futuro. Llegaron nombres como Huijsen, Carreras y Mastantuono, todos válidos, pero ninguno capaz de marcar el compás del equipo. Alonso, confiado en la estructura que heredaba, aceptó la decisión sin presionar más. Ahí cometió su primer descuido estratégico.

El no fichaje de Zubimendi dejó la autoridad de Xabi Alonso en entredicho
Al final, Zubimendi terminó en la Premier League, concretamente en el Arsenal, por 70 millones de euros. Hoy, su progresión es espectacular: domina el juego, distribuye con precisión y eleva el nivel de sus compañeros. Su influencia es total y se ha convertido en un jugador clave para club y selección. Cada pase, cada lectura, cada ruptura de línea demuestra que Alonso había visto correctamente el talento que el Madrid dejó escapar.
El error de Alonso no fue pedir a Zubimendi; fue retirarse antes de tiempo. Dejó que el club decidiera y no insistió en asegurar lo que él consideraba imprescindible. Esa decisión refleja la dificultad de imponer autoridad a una directiva que ya tenía otros planes. Hoy, la diferencia entre lo que quería Alonso y la plantilla disponible es evidente en cada partido.

El descarte de Zubimendi fue el primer clavo sobre el ataúd de Xabi Alonso
Con Zubimendi brillando en Londres, el Real Madrid sufre carencias en la medular. Tchouaméni cumple, pero no es el organizador natural que Alonso necesitaba. Ceballos tiene el perfil, pero no cuenta con la confianza del técnico actual. El equipo nota la falta de control y de un jugador que marque los tempos.
Mientras tanto, Zubimendi se consagra. En la selección española es titular indiscutible, aporta equilibrio y hace mejores a sus compañeros. Su crecimiento es tan notable que genera un problema agradable para De la Fuente: decidir entre él y Rodri Hernández para el Mundial. Una situación que Alonso anticipó hace meses, pero que en Madrid ignoraron.