El fútbol italiano vuelve a estar de moda. O mejor dicho, el fútbol italiano vuelve a tener representantes en las fases finales de las competiciones europeas. Porque de moda nunca ha pasado. Al menos en Italia, tierra en la cual el deporte rey se ha convertido en el octavo arte, después de la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza, la literatura y el cine. Y aprovechando que un equipo de la Serie A italiana vuelve a una final de la Champions League después de seis años sin hacerlo, desde El Nacional.cat hemos hablado con Toni Padilla (Sabadell, 1977), historiador y periodista que el pasado mes de marzo publicó el libro Unico grande amore, un viaje por Italia a través del fútbol. El resultado de la entrevista? Una extensa charla para conocer mejor el binomio tan peculiar que conforman Italia y su fútbol.

Entrevista Toni Padilla, Único Grande Amore, periodista / Foto: Carlos Baglietto
Toni Padilla en una plaza de la Calle Luis Antúnez / Foto: Carlos Baglietto

El libro Unico grande amore, empieza con un pequeño homenaje a Historias del calcio, escrito por Enric González, una de las obras referentes a la hora de entender Italia y su fútbol. ¿Cómo crees que se complementan los dos libros para entender el significado del fútbol para Italia?
Hay una parte del libro que pretende ser un homenaje a personas que admiro y que explican quién soy yo como periodista. A mí me gusta mucho situarme en el momento y darme cuenta de que soy discípulo y admirador de muchas personas que han hecho el periodismo muy bien. Y quiero pensar que mi trabajo puede inspirar a las nuevas generaciones. En el libro hay un punto de homenaje, como también el capítulo de Pavia, que se centra mucho en Gianni Brera y la generación de Paolo Condò, que cuando yo aprendía italiano los leía y decía: "Que buenos que son". Quería que el prólogo fuera de Enric porque lo admiraba mucho. Es una persona que los que lo conocen dicen que escribe muy poco. Que hace pocos textos, pero muy buenos. Y que la única sección que consiguió que hiciera una columna semanal fue la de deportes cuando todavía vivía en Italia, porque quedó fascinado. De alguna forma, era una manera de llevarlo más allá, añadiendo nuevas historias y dándole un punto de vista diferente con el 'viajero' en lugar del 'corresponsal'. Este libro no existiría sin Historias del calcio, pero le he querido dar un toque diferente porque quería hacerlo mío.

Hablas de Gianni Brera, que en el libro tiene mucha importancia. ¿Se puede entender el fútbol italiano sin su figura?
No, no. Cualquier historia de la humanidad tiene sus narradores. Los narradores distorsionan la realidad en función de los intereses que puedan tener. Siempre se ha dicho que la historia la escriben los ganadores. El deporte es de los grandes cronistas, que también han sido los responsables de crear un imaginario colectivo. Y en el caso de Italia, hay que entender el momento en que Gianni Brera se convierte en la gran referencia. Es un momento en el que hay muy poca televisión y que, por lo tanto, la palabra escrita tenía mucho poder. Brera tenía la capacidad de crear palabras nuevas, de crear famas, tomar partido de una forma salvaje en grandes debates, como el Mazzola - Rivera. No se puede entender el fútbol italiano sin sus narradores, porque creo que una de las cosas más fascinantes de Italia es que es una tierra de narradores con una palabra muy viva, escrita y hablada, pero que, al mismo tiempo, hay una gran diferencia entre ellas. Hay mil dialectos, mil expresiones. Viajas media hora y ya hay una palabra que te cuesta entender porque cambia totalmente.Y la lengua común escrita, basada en el florentino, tenía mucha importancia en este punto de encuentro. Y eso Gianni Brera lo entiende, y se convierte en el gran narrador de una Italia que necesita puntos en común también por un motivo de reconciliación después del año 45. Es el gran cronista.

Pero claro, ahora parece muy extraño, porque yo ahora me conecto con el móvil y puedo ver un partido de la segunda división griega. Pero en el año 1955, pasaba aquí y allí, la mayor parte de italianos no habían visto un partido de los equipos que amaban. La gente se hacía de un equipo por la palabra escrita. En aquel momento, empezó La Domenica Sportiva y se empezaron a emitir pequeños resúmenes; pero la gente se hacía de los grandes equipos de Italia por motivos ideológicos y no había visto a su equipo. Todo pasaba por la palabra escrita.

Entrevista Toni Padilla, Único Grande Amore, periodista / Foto: Carlos Baglietto
Toni Padilla echando un vistazo a Unico grande amore / Foto: Carlos Baglietto

Uno de los temas más importantes de Unico grande amore aparece en torno a Silvio Berlusconi, la familia Agnelli i Moratti, los tres presidentes que han formado los equipos italianos más ganadores: el Inter, el Milan y la Juve. ¿Qué diferencia hay entre ellos y cuál ha sido su influencia?
Para mí, la única gran diferencia que hay es que Berlusconi ha triunfado, es el que ha ido más lejos. Muchos otros querían hacer lo mismo, pero solo puede haber un ganador. Ha habido muchos proyectos de 'Berlusconis', y el mismo Berlusconi se inspiraba mucho en otros presidentes. Al final, estas figuras tan particulares no son una seta que sale sola. Son personas que van copiando a otras y acaban creando su propia receta del éxito, pero siempre cogiendo cosas de otros. Eso está muy bien explicado con Mussolini, que iba copiando cosas de Gabriele D'Annuzio, como la figura de 'Duce', la figura del scudetto, el liderazgo... le roba mil cosas a D'Anuzzio. Berlusconi hace lo mismo, empieza a copiar. En casa y fuera. Copia a muchos presidentes importantes de los años setenta, pero da el salto a la política aprovechando la gran caída de los partidos políticos italianos a inicios de los años noventa. Todo eso lo hace más excepcional, pero tendremos que ver si es capaz de crear una dinastía. No sabemos si habrá una 'dinastía Berlusconi'. Los Moratti sí que han hecho a una dinastía empresarial y los Agnelli son el gran ejemplo. De hecho, la gente habla de los Agnelli como si fueran una casa aristocrática, pero son unos campesinos que a finales de 1970 uno de ellos hizo negocios. Pero sus inicios son muy humildes. Y a partir de aquí, se crea una dinastía que, después de más de 150 años, parecen de la aristocracia: proyectan una imagen de ganadores y esconden sus pecados, que son muchos. Como la historia de cómo llegan a tomar el poder de la FIAT, que hay asesinatos y todo. Y no lo han escondido. Hablo de la historia de este suicidio que hay con un tiro por la espalda, algo que es imposible. Detrás de todas estas grandes familias, hay una persona humilde que consigue romper.

No se puede entender el fenómeno ultra, sobre todo en el este de Europa, dónde ahora es más potente, sin Italia.

Con quien han tenido de lidiar estos tres presidentes fue con el fenómeno de los ultras, que tuvo mucha relevancia para el fútbol italiano. ¿Cómo está actualmente el movimiento y qué influencia ha tenido en el calcio?
De hecho, podemos decir que es un invento italiano. La palabra ultra está documentada por primera vez en el año 1969, relacionado con la Sampdoria. Y la primera vez que se ha documentado un grupo de animación joven bien organizado es aquel mismo año también con la Sampdoria. Es cierto que están influenciados por el hooliganismo, que llegó desde Inglaterra, pero lo harán con el estilo italiano. Les gusta esta idea de jóvenes, rebeldes, violentos, que defienden un equipo; pero el movimiento hooligan no ha tenido nunca la voluntad de ser más que un grupo cerrado que animan a su equipo. No ha tenido la influencia política como en Italia. En el movimiento ultra de Italia entra enseguida la política, porque hay que entender lo que era la política en los años setenta en Italia: el país estaba roto, la mitad del país votaba comunismo y la otra mitad votaba Democrazia Cristiana. Y eso llegaba a todas partes. Todo estaba extremadamente politizado. Y por lo tanto también se politizaron le curve. No se puede entender el fenómeno ultra, sobre todo en el este de Europa, dónde ahora es más potente, sin Italia. Es cierto que todavía es muy potente, que hay mucha violencia, pero si lo comparas con el pasado, ha bajado. El nivel de violencia y poder que tenían le curve en los años ochenta era muy grande. Ahora siguen estando muy organizados, siguen teniendo mucho poder, las directivas de los clubs no los han declarado la guerra como han hecho aquí Joan Laporta o Florentino Pérez con los Boixos Nois y los Ultra Sur. Sigue existiendo, pero ha ido mutando. Es muy habitual ver personas que normalizan la presencia de los ultras, porque ya forman parte de la identidad de los clubs.

¿En cambio, la religión, un elemento que aparece mucho en el libro, qué papel juega en el fútbol y la sociedad italiana?
Italia es un país que todas las estadísticas dicen que hay más creyentes que aquí. Pero tiene un punto más de militancia que no que la gente sea muy devota. Hubo una época que la educación estaba muy controlada por la religión. Por eso nace la figura de l'oratorio, que al final es el patio de escuela. La educación realmente estaba mucho en manos de los estamentos religiosos. Era muy normal para las familias tener el niño en l'oratorio. Las familias estaban tranquilas, sabían que el niño estaba jugando a fútbol y no en la calle. La relación entre el fútbol y la religión es más una cuestión de práctica, ya que los niños jugaban allí. Siempre ha estado muy presente. Es un tema que me interesa mucho, el de los extremos. De convivir con tus contradicciones. Esa normalidad de declararte cristiano, pero, al mismo tiempo, vivir de una forma que no tiene nada que ver. Estas contradicciones diarias me apasionan.

¿Cuándo empieza tu viaje por Italia? ¿Crees que todavía hay muchas páginas por escribir?
A mí me gustaría hacer una segunda parte, pero es cierto que ya he estado en las grandes galas. Porque claro, una segunda parte serían ciudades que no he ido y que quizás no tendrían tanto atractivo para el lector. Se quedaron fuera de ciudades como Vicenza, Avellino, Catanzaro... pero las ciudades importantes están todas (...).

Entrevista Toni Padilla, Único Grande Amore, periodista / Foto: Carlos Baglietto
Toni Padilla, autor de Unico Grande Amore / Foto: Carlos Baglietto

Porque decides que este viaje sea en Italia. ¿Qué tiene de especial Italia y su fútbol?
Lo explico un poco en el prólogo. No te lo sé decir. Tengo el recuerdo del Mundial 86', cuando Italia cae contra Argentina. Es cierto que en este momento Maradona me fascinaba, pero recuerdo que yo ya iba con Italia. Había un Italia - España, y yo iba con Italia. Y cuando veía equipos italianos que competían, me gustaban. Y en los Juegos Olímpicos de Seúl, iba con los italianos. Mis padres no lo entendían. No tiene una explicación, pero lo hice mío. Después fue a más, porque cuando he ido allí las cosas me han ido bien, he conocido gente de allí y se ha creado un vínculo muy fuerte, hasta un punto que cuándo yo decidí que me quería casar, esperé a estar en Roma para perdírselo a mi mujer. Y tenía que estar en Roma y en una plaza en concreto. Esperé el momento para hacerlo. Cuesta encontrar un país como Italia porque en Italia todo es un gran escenario de la vida. Sus virtudes y sus defectos hace que todo parezca un espectáculo. Una obra de teatro. Es un país extremadamente vivo con sus contradicciones que hace que como espectador cualquier cosa pueda ser fascinante. Y para entender Italia hay que entender su fútbol (...).

Este fútbol ha vivido una gran diferencia entre el norte y el sur, tal como ha sucedido en la sociedad. ¿Cómo lo explicarías?
Sí, para mí la gran diferencia es que el norte hay un gran tejido industrial detrás. Tener grandes empresarios detrás permitía tener más dinero y mejores estructuras. El dinero marca diferencias. La otra cosa, sí que es cierto, se habla mucho del catenaccio, pero la idea del catenaccio nace en Suiza y lo acaba perfeccionando Nereo Rocco con su Triestina y el Milan. Esta idea, que a la gente la ve como el antifútbol, al final es un fútbol muy estudioso, preparado y táctico, que es muy del 'norte'. Y algunos de los equipos que han sido más imaginativos de Italia, son más, quizás 'sur'. Un equipo que históricamente ha optado por un fútbol más abierto es la Roma, aunque ahora tiene a Mourinho. Como hay una falta de estructura, permitía más la figura de los grandes líderes, de los jugadores incomprendidos. Es cierto que tú juegas como vives, y el norte siempre ha sido más ordenado y metódico. Y en el sur han sido más equipos que suben y bajan. Tienen grandes momentos de belleza, y momentos de más desastre. Un ejemplo de eso es el Foggia de Zeman: muy terrone, muy del sur, que juega muy bien, pero en la temporada en la que se presentaron a todo el mundo y que eran un equipo maravilloso, pierden 2-8 contra el Milan, pero también fueron capaces de ganar 5-1 o 4-1 al Bari, en un derbi local. Belleza y desastre, que es como se vive en el sur. El sur es un festival de los sentidos, la música, el arte, el paisaje y las anécdotas. Eres muy feliz cuando visitas el sur, pero también ves que hay muchas cosas que no funcionan, llevadas al extremo. Se juega como se vive.

Entrevista Toni Padilla, Único Grande Amore, periodista / Foto: Carlos Baglietto
Toni Padilla con el libro Unico Grande Amore / Foto: Carlos Baglietto

Esta diferencia de fútbol, se ha podido ver en la presente temporada, cuando el Inter, el Milan y el Nápoles, que se han jugado una plaza para unas semifinales de la Champions que han acabado ocupando los dos equipos de Milán. ¿Se puede afirmar que el fútbol italiano está volviendo?
Yo creo que ha habido un punto de suerte con los cruces, y que no es tan real. ¿Qué se vuelven a hacer bien las cosas a nivel de club? Sí. El fútbol italiano tocó fondo hace 5-10 años, y ahora se están haciendo bien las cosas. Tienes dos semifinalistas de Champions, dos de Europa League y uno de Conference. Está muy bien. Pero de aquí a decir que están volviendo, no. Porque, básicamente, ninguna de las propiedades que hay en Italia ahora mismo pueden competir a nivel económico con los fondos saudíes, no puedes competir con un PSG, un Manchester City, o estos grandes clubs. Pero sí que es cierto que con la incorporación de inversores extranjeros, que algunos de ellos hacen muy bien las cosas, como el norteamericano de la Roma, el del Inter o el del Milan; sumado con entrenadores y directores deportivos jóvenes que se han formado con un nuevo estilo, ha surgido un momento positivo.

¿Cuál es el siguiente paso?
Es evidente, falta el talento clave: el del jugador local. Están saliendo nuevas hornadas interesantes, parece que se está trabajando bien en Coverciano, pero todos estos equipos que hemos dicho que están brillando tienen pocos jugadores italianos. Sin ser un aficionado del Napoli, me hace muy feliz ver al Napoli ganar el tercer Scudetto, pero también que no haya ningún jugador napolitano a mí me rompe el corazón. Está muy bien, pero el capitán es un jugador de la Toscana. Quizás soy demasiado romántico, pero que haya un jugador local como a la Roma, que tiene a Pellegrini, siguiendo la tradición de tener capitanes romanos; la Fiorentina, que tiene dos o tres toscanos; o la Juve, que tuvo Marchisio, que llevaba jugando a la Juve desde los 11 años, es especial. Yo creo que la cosa en 5-6 años mejorará, porque el Torino, la Roma, la Fiorentino, la Juve... están trabajando mucho el fútbol base, pero no nos tenemos que 'flipar', porque quizás todos los equipos la temporada que viene caen en los octavos de final en Europa.

¿El gran capítulo que ha tenido esta temporada el fútbol italiano es el título del Napoli, cambiarías alguna cosa del de Unico grande amore sobre esta ciudad después de este éxito?
Creo que lo cambiaría poco, porque el capítulo lo acabo "el Napoli ha ganado títulos, aunque no consiga la tan deseada Liga. Si un día la levanta, la ciudad volverá a ser un escenario donde se vivirán escenas sorprendentes". Ya ha pasado, cambiaría esta frase seguramente y podría añadir un párrafo más explicando estas escenas. Pero la idea no cambiará, porque para explicar Nápoles, juego mucho con esta idea del gran escenario. Lo centro mucho en lo que es el teatro, los dramaturgos, los actores y el cine. Y esta relación de realidad - ficción. Nápoles es el mejor escenario del mundo. Y estos días lo estamos viendo, las escenas son increíbles: las calles, los vecinos, los murales, las banderas... Es un gran escenario. Lo cambiaría muy poco, porque la esencia es esta.