Este miércoles el Real Madrid superó con claridad al débil Viktoria Plzen (0-5) en un partido donde los blancos recuperaron sensaciones. El desenlace del encuentro, sin embargo, podría haber sido muy distinto si Sergio Ramos hubiera sido expulsado en el minuto 13 de partido.

El central andaluz, aprovechando que la Champions League no dispone de VAR, propinó un codazo en la cara del jugador local Milan Havel. Minutos después el checo tuvo que abandonar el terreno de juego con una fractura del tabique nasal. Por increíble que parezca, el árbitro alemán Deniz Aytekin ni siquiera señaló falta. Ramos estuvo de suerte, y es que con el vídeo arbitraje operativo la jugada sin duda hubiera sido revisada y habría visto la roja directa.

Por si fuera poco, posteriormente el andaluz aseguró que no tenía "intención de hacer daño a un compañero", y añadió que "no cambiaré mi manera de jugar porque ha sido una de las claves de mi éxito".