La victoria del Barça contra la Cultrual Lleonesa en los dieciseisavos de Copa del Rey pasó a un segundo plano por culpa de un hecho mucho más relevante y estimulante: El debut de Riqui Puig. Con el número 28 en la espalda, el joven jugador de Matadepera saltó al terreno de juego en el minuto 55 e hizo lo que mejor sabe hacer, repartir juego.

Después de la excepcional pretemporada que realizó, las expectativas con Riqui Puig eran muy altas, y lo cierto es que en su debut oficial el mediocampista no decepcionó. 27 pases buenos, 3 recuperaciones, y una asistencia -quién sabe si la primera de muchas- para que Denis Suárez firmara el 4-1 definitivo.

Frenkie De Jong, Adrien Rabiot, Tanguy Ndombélé... desde hace meses, varios nombres suenan con fuerza para reforzar la medular del Barça. Sergio Busquets, Ivan Rakitic y Arturo Vidal superan los 30 años y es evidente que el centro del campo del Barça, tarde o temprano, se tendrá que renovar. Ahora bien, con Carles Aleñá, Riqui Puig y Oriol Busquets esperando su turno, la mejor opción, como ha pasado siempre, está en La Masia.

Pies en el suelo y cabeza fría

Uno de los aspectos más importantes en la vida de un futbolista, especialmente si este debuta con el Barça con 19 años, es el entorno. En este sentido, Riqui Puig puede estar más que tranquilo. Al acabar el partido, RAC1 entrevistó al padre del jugador, Carlos Puig. El progenitor de la estrella emergente mostró una sensatez poco habitual en el mundo del fútbol y afirmó que "hay que dejar que baje el suflé y tenga los pies en el suelo".

Puig padre reconoció que "tener un hijo jugando al Barça era impensable", pero insistió en que lo más importante era asegurarse que Riqui "fuera un chico humilde al cual no se tiene que angustiar".

Por último, Carlos Puig desmintió que Pep Segura, mánager general del Barça, quisiera echar a su hijo del club: "Es totalmente falso, cree mucho en Riqui y tanto él como la junta lo han protegido", aseguró.