En el Real Madrid ya se mueven con antelación pensando en un verano que puede ser mucho más agitado de lo que parecía hace solo unos meses. Y es que la situación de Vinicius Júnior ha encendido todas las alarmas en Chamartín. El brasileño no termina de conectar con el Bernabéu, su continuidad no está garantizada y, si acaba saliendo, el club tiene muy claro que no responderá con un fichaje galáctico al uso. En concreto, hay una decisión tomada y es que Erling Haaland no será el elegido.
La hoja de ruta del club blanco pasa por evitar a toda costa un choque de egos en el vestuario. Con Kylian Mbappé ya señalado como el gran líder ofensivo del proyecto, en el Real Madrid consideran un error estratégico juntar al francés con otro delantero que exija el mismo protagonismo mediático y futbolístico. Por muy tentador que sea Haaland, la directiva entiende que su llegada rompería el equilibrio que tanto ha costado construir.
Mbappé manda y el club le escucha
De este modo, el Real Madrid asume que el futuro gira alrededor de Mbappé. El francés no solo será la referencia ofensiva, sino también una voz influyente en la planificación deportiva. Y es aquí donde aparece un nombre que gana peso en los despachos y también en el vestuario. Se trata de Désiré Doué. El joven talento del PSG enamora por su perfil, su margen de crecimiento y, sobre todo, por su encaje natural junto a Mbappé.
Doué no llega para quitar focos, sino para potenciarlos. Es un futbolista vertical, desequilibrante, capaz de jugar por banda y asociarse en espacios cortos. En el Real Madrid ven en él a ese socio ideal que no compite por el trono, pero sí eleva el nivel colectivo. Y Mbappé, que lo conoce bien, ha trasladado su total confianza en el extremo francés.
Doué, el plan silencioso del Madrid
Así pues, si Vinicius acaba haciendo las maletas, el Real Madrid no entrará en subastas ni en golpes de efecto. Apostará por un fichaje estratégico, pensado para el largo plazo y alineado con el liderazgo de Mbappé. Doué representa exactamente eso: futuro, hambre y complementariedad.
La realidad es que en el Bernabéu prefieren un equipo reconocible y unido antes que una colección de superestrellas sin orden. Y en ese equilibrio, Haaland no encaja, pero Doué sí.
