Los Barça-Madrid ya no serán lo mismo después del de esta noche (20.45 horas / Movistar Partidazo). Andrés Iniesta jugará su Clásico número 38 antes de dar un paso al lado. 16 años en el primer equipo blaugrana sirven para ganar 32 títulos y para verlas de todos colores contra el eterno rival: goleadas, derrotas, finales y ovaciones. Su historia también se escribe a través de estos 3.000 minutos.

El Clásico no se ensucia

La Liga ya hace una semana que está decidida. El Barça sigue buscándole un lugar al trofeo en el museo del Camp Nou mientras prepara un partido que hace mucho tiempo que tiene subrayado en el calendario. Ernesto Valverde ya ha dicho que querría que todos los partidos contra el Madrid fueran descafeinados, pero la realidad es que este Clásico tiene muchos más alicientes que los numéricos.

El Barça tiene a su alcance cerrar la Liga sin perder ningún partido. Un hito que nadie ha conseguido desde que la Primera División tiene 38 jornadas. El reto es mayúsculo y el récord, significativo. Para seguir abriendo camino, Valverde tiene toda la plantilla a su disposición. La final de la Copa del Rey podría servir de precedente. En aquel 0-5 contra el Sevilla, el entrenador extremeño apostó por su 4-4-2 con Philippe Coutinho enganchado a la banda.

Coutinho, que vivirá su primer Clásico, volverá a ser la bisagra entre el medio del campo y el ataque de un equipo que presentará su mejor once porque la visita del Madrid merece vestirse de gala, con el Pichichi Leo Messi como punta de lanza. El Barça sabe que una victoria ayudaría a valorar su doblete, el octavo en 119 años de historia. Los blancos se juegan toda la temporada el próximo 26 de mayo en la final de la Champions contra el Liverpool. Y tienen que proteger bajo llave su moral.

Mucho más que un pasillo

Zinedine Zidane se ha encargado de ensuciar el escudo del Madrid. Su negativa a homenajear al Barça por el título supone un precedente y aleja el fútbol de los principios de la deportividad. El entrenador francés queda señalado y el vestuario blanco, de rebote, también.

El Madrid, que encadena tres visitas a Barcelona sin perder, sabe que no puede permitirse el lujo de poner en riesgo su honor, estropeado en los últimos enfrentamientos directos, como el 0-3 del Santiago Bernabéu. No vacilar con el resultado implica no experimentar con la alineación.

Cristiano Ronaldo, que sigue un plan para dosificarse y llegar en plenas condiciones a Kiev, saldrá del ostracismo voluntario para intentar repetir el resultado de la Supercopa de España, donde el Madrid se impuso por 1-3 y él contribuyó al resultado con un gol (antes de ser expulsado por empujar al árbitro).

Los once de El Nacional

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