Cada país establece sus propias recompensas para los deportistas que consiguen una medalla a los Juegos Olímpicos. En el caso de España, el Comité Olímpico Español fija desde Pekín 2008 los mismos premios: 94.000 euros por el oro, 48.000 euros por la plata y 30.000 por el bronce. En el caso de las medallas conseguidas por las parejas, cada miembro cobrará 75.000, 35.000 y 25.000 euros respectivamente, y en el caso de las conseguidas por los equipos, 50.000, 29.000 y 18.000.

En estos Juegos de Río, dos atletas catalanes son los que verán crecer más sus cuentas corrientes en los próximos días. La nadadora Mireia Belmonte cobrará 124.000 euros por la medalla de oro (200 metros mariposa) y el bronce (400 estilos). Saúl Craviotto recibirá 105.000 euros después de su oro con Cristian Toro y el bronce individual.

En total, el Comité Olímpico Español se gastará 1,73 millones de euros en recompensas. Una cifra inferior a la que se pagó a los Juegos Olímpicos de Londres y Pekín. La variación es resultado de la diferente distribución de las medallas, sobre todo las referentes a deportes de equipo, las más costosas de todas.

Distribuir la ayuda en 4 años

El caso de Mireia Belmonte es una excepción dentro de la delegación española. La badalonesa podrá seguir teniendo beneficios económicos ayudándose de la repercusión de la natación y de sus récords. En cambio, Craviotto y la mayoría de los deportistas olímpicos, seguirán trabajando en la sombra para ver la luz de aquí cuatro años, en Tokio.

Para los atletas de deportes minoritarios, las aportaciones económicas de sus comités son de las pocas vías de financiación que les permiten seguir entrenando sin perder dinero. La mayoría compaginan la competición con otro trabajo a jornada completa que no tiene nada que ver con el deporte.

El espíritu amateur de los Juegos Olímpicos los sitúa en las portadas de los diarios y los convierte en orgullosos embajadores internacionales durante 15 días. Después de la ceremonia de clausura, se baja el telón y los atletas tienen que volver a la realidad, afrontando un día a día alejado del foco mediático.

Recompensas de todo tipo

Estos son los precios que se pagan a los deportistas españoles pero a los otros Comités Olímpicos establecen cifras bien diferentes. Hay países como Azerbaiyán, que premian los oros con 640.000 euros, Italia, que entrega 150.000 o Rusia, que premia a sus atletas con 100.000.

Estos países se sitúan por encima de España pero también hay que no son tan generosos a la hora de premiar el máximo galardón olímpico. Son los casos de Francia (50.000), China (41.000), México (30.000), Argentina (25.000) o Estados Unidos (20.000).

Los países más austeros son Gran Bretaña y Suecia. El Comité Británico no entrega ningún tipo de premio oficial pero sí que reparta entre todos sus atletas olímpicos los fondos recaudados a través de las aportaciones de los patrocinadores. Los suecos van un paso más allá. Al país nórdico no se le da ningún valor económico a las medallas pero a los deportistas condecorados en los Juegos se los recibe con honores a la vuelta.

No es oro todo el que reluce

Las medallas de oro no están hechas con un porcentaje mínimo de oro. La composición actual de las medallas olímpicas más preciadas es una mezcla entre plata (92,5%), cobre (6,16%) y oro (1,34%). La normativa del Comité Olímpico Internacional establece que cada medalla dorada tiene que contener al menos seis gramos de oro de 24 quilates. Según cálculos del Consejo Mundial del oro, el valor estimado de las medallas a partir de su composición es de unos 530€ aproximadamente.