Los Juegos Olímpicos bajan el telón y lo hacen redimensionando una serie de deportistas que han destacado por encima del resto. Michael Phelps y Usain Bolt se retiran por la puerta grande. Katie Ledecky y Mo Farah siguen recopilando oros y la menuda gimnasta Simone Biles ha sido la gran revelación de esta cita olímpica.

Michael Phelps

El tiburón de Baltimore ha participado en sus quintos Juegos Olímpicos. De aquel niño de 15 años que se enfundó el bañador en Sidney 2000 sólo queda intacto el nombre. El norteamericano ha afrontado la cita como una redención y una depuración personal.

Después de anunciar que dejaba las piscinas en 2012 con el mejor palmarés olímpico, Phelps ha nadado en Río para limpiar su imagen –manchada por los problemas con el alcohol y las drogas– y demostrarse, una vez más, que puede seguir ganando.

En las seis pruebas en las que ha participado, ha conseguido cinco medallas de oro y una de plata. Fiabilidad casi absoluta. Además, su segundo lugar –en los 100 metros mariposa– fue por culpa de un joven nadador de Singapur que creció idolatrándolo. Una derrota poética.

Michael Phelps deja, ahora de manera definitiva, la natación. Y lo hace convertido en leyenda. Condición que le otorgan las 31 medallas olímpicas conseguidas en cuatro Juegos distintos.

Usain Bolt

Otro mito que se despide en Río. El velocista más grande de la historia ha escrito otra página dorada en el libro del atletismo. Bolt ha participado en tres pruebas (100 y 200 metros, y 4x100 relevos) y ha conseguido tres oros. Tal y como hizo en Londres 2012. Y en Pekín 2008. Una triple-triple corona inédita.

La extravagancia, el dominio de la escena, la autoconfianza y la solvencia en los momentos decisivos dicen adiós por la puerta grande. Se apagan las luces de un show que ha durado ocho años y que ha deslumbrado los campeonatos de atletismo más importantes del mundo. Bolt se va, pero su recuerdo y los récords se quedan.

EFE

Katie Ledecky

19 años y ya es la gran realidad de la natación norteamericana. Se destapó en Londres 2012 y en estos Juegos se ha consolidado como lo que es: una nadadora capaz de marcar una época. Ledecky ha participado en cinco pruebas y ha conseguido cuatro medallas de oro y una de plata.

La sombra de Phelps es la más alargada de todas pero Katie Ledecky tiene un futuro más que prometedor. Ha establecido cuatro nuevos récords. Dos olímpicos y dos mundiales en pruebas donde explota todo su potencial: 400 y 800 metros libres.

Simone Biles

La estrella inesperada de los Juegos. Con 19 años, 1,45 metros de altura y 47 kilos, la gimnasta norteamericana ha sido la gran sensación de esta cita olímpica. Por inesperada y explosiva. Simone Biles se ha llevado cinco medallas, cuatro de oro y una de bronce.

Convertida en la primera gimnasta en toda la historia que gana tres campeonatos mundiales consecutivos, se despide de Río dejando boquiabierto a medio mundo. Los expertos señalan que combina a la perfección fuerza y flexibilidad, característica que la ayuda a realizar ejercicios espectaculares. Tanto en suelo como con la barra.

Mo Farah

El hijo adoptivo de Gran Bretaña le ha vuelto a dar dos oros al Reino Unido. El atleta Mo Farah, nacido en Somalia, ha cerrado con los 5.000 metros un doblete histórico en las pruebas de fondo (también fue campeón de los 10.000). Histórico porque ya lo había conseguido en Londres 2012.

Con 33 años habrá que ver qué le depara el futuro y en qué estado físico llega a Tokio 2020 pero Mo Farah ha vuelto a dar la sensación de que está un peldaño por encima del resto. Ya son cuatro oros, cuatro mundiales y cinco europeos entre los 5.000 y los 10.000. Una gesta en mayúsculas.

Catalunya brilla

Mireia Belmonte

La nadadora de Badalona ha utilizado estos Juegos de trampolín para consolidarse como la deportista más importante de la historia olímpica española. Belmonte ya sabía qué era conseguir una medalla en unos Juegos Olímpicos. Lo hizo en Londres 2012 con dos platas.

En Río, Mireia ha dado un paso más allá consiguiendo el oro en la prueba de los 200 metros mariposa. Sólo tres centésimas la separaron de la segunda posición. Tres centésimas que daban sentido a cuatro años de preparación.

Una lesión en el hombro hace poco más de un año, ponía en duda su estado físico para los Juegos. La badalonesa consiguió recuperarse a tiempo y a su magnífico oro le sumó una medalla de bronce en los 400 estilos.

EFE

Saúl Craviotto

El palista leridano representa mejor que nadie el espíritu olímpico. Salta a las portadas de los diarios cada cuatro años y siempre es por culpa de una medalla. Se esfuerza en silencio y por devoción ya que combina el piragüismo con su trabajo de Policía Nacional en Gijón.

Craviotto viajará a España para recuperar el uniforme y ponerse patrullar, pero esta vez lo hará con un oro y un bronce colgando del cuello. Dos medallas conseguidas en Río que se suman a las que ya ganó a Pekín (oro) y Londres (plata).