Tres goles de Leo Messi dan tres puntos de récord al Barça (3-1). El equipo vuelve a felicitarse por ver jugar de blaugrana al pequeño argentino mientras gana sin brillar contra el Leganés e iguala el registro de 38 jornadas consecutivas sin perder de la Real Sociedad 1978/80.

El precio de la entrada

El socio y aficionado del Barça tendría que hacer una reflexión. Y es que está asistiendo, cada fin de semana, a las exhibiciones de un futbolista preocupado en reinventarse y reescribir la historia de un deporte con más de 150 años de historia. El fútbol de Messi sólo tiene un enemigo: el paso del tiempo. Es difícil concebir que el campo no se llene para verlo jugar, aunque el rival no tenga glamour ni suene el himno de la Champions por megafonía.

Ernesto Valverde es el primero que entiende la excepcionalidad de la situación. Messi, siempre en el campo. Porque él se autogestiona sobre el césped. El entrenador lo ha rodeado de un equipo de plenas garantías porque no quiere hacer nada para conectar al Atlético de Madrid en la lucha por el título. Pocas rotaciones, pero manteniendo el 4-4-2.

El Barça ha seguido la línea de los últimos partidos. Pesado, sin ritmo y con muy pocas ideas. El Leganés se defendía en 20 metros para protegerse sin sufrir por el resultado. André Gomes, en el doble pivote, se ganaba el reconocimiento de un público que tenía muchas ganas de aplaudirlo y recuperarlo. Jugaba fácil, no se complicaba, pero acertaba.

El empate ha durado hasta que Messi ha querido. El análisis es tan simplista como fiel a la realidad. Una falta en la frontal del área ha sido suficiente para cambiar el guion de un partido que provocaba bostezos. Su disparo ha superado la barrera con suficiencia para engancharse al palo izquierda de Cuéllar, portero del Leganés. Una jugada que ya ha repetido siete veces esta temporada.

Cinco minutos después, el Barça ya tenía motivos para empezar a pensar en la Roma. Philippe Coutinho ha encontrado a Messi al espacio. El '10' se ha cosido la pelota a su bota izquierda para acabar haciendo un pase a la red. 2-0 sin sudar ni despeinarse.

Messi apaga el fuego

El equipo creía que tenía los tres puntos en el bolsillo y pensaba que había conseguido lo más difícil. Con el resultado de cara, los jugadores han empezado a gestionar esfuerzos para guardar gasolina de cara a un mes de abril decisivo. El Barça ha levantado el pie del acelerador y los ataques, sin voluntad de trascender, han puesto el foco en los problemas de Luis Suárez para asociarse con sus compañeros fuera del área: toques largos, imprecisiones y falta de sintonía alarmante.

El Leganés ha aprovechado el escenario con dos ocasiones prácticamente consecutivas. La segunda, ha acabado en gol. El Zhar ha superado a Ter Stegen aprovechando un rebote después de un contragolpe. El 2-1 obligaba al Barça a luchar por la victoria. Y Valverde ha querido esconder la pelota con la entrada de Andrés Iniesta.

A pesar de la acumulación de talento, el Barça ha sido incapaz de gobernar los instantes finales. Los últimos minutos han acentuado las imprecisiones del equipo, que corría de manera desordenada. Y entre tanto vértigo, Messi ha parado el tiempo dentro del área para controlar una pelota con el pecho y superar a Cuéllar con una vaselina. 29 goles en la Liga para empatar con Mohamed Salah, del Liverpool, al frente de la Bota de Oro.

El 3-1 ha sellado una nueva victoria del Barça. La enèsima victoria del Barça de Messi.