Dos años. Dos finales. Dos derrotas. Este es el bagaje de Argentina, pero el fútbol siempre da más oportunidades. Esta madrugada (02:00h), Leo Messi, Mascherano y compañía se vuelven a citar un año después con Chile en la final de una Copa América, con el recuerdo bien vivo de cómo acabó aquel partido que se decidió en los penaltis.

Argentina llega a la cita en el mejor momento de la selección. El Tata Martino parece haber dado con la tecla para mezclar una defensa sólida con un ataque que, en este torneo, ha sido igual de brillante pero más constante. Leo Messi come aparte. El jugador del Barça empezó la edición número 100 de la Copa América lesionado pero su nivel ha ido aumentando conforme pasaban los partidos y las eliminatorias.

Messi llega pletórico, con cinco goles y cinco asistencias. Es el factor diferencial que lleva a Argentina a soñar con otro gran título. Convertido en el máximo goleador histórico de la selección superando a Gabriel Batistuta, la nueva versión del 10 blaugrana antepone, todavía más, el colectivo a los intereses individuales. Asiste con la misma facilidad que marca y es la gran esperanza de un país que encadena dos derrotas muy dolorosas (Mundial y Copa América).

A los argentinos sólo les queda una piedra en el camino: la Chile de Claudio Bravo. Los chilenos, entrenados por un viejo conocido de la afición del Barça como es Juan Antonio Pizzi, se han plantado a la Final mostrándose superior a sus rivales. Además, Chile le endosó una histórica goleada a México a los cuartos de final (7-0).

De menos a más, La Roja empezó perdiendo precisamente contra Argentina (0-2) pero ha encadenado victorias contra Bolivia, Panamá, México y Colombia para plantarse a la Final. La delantera combina calidad y velocidad, con un Eduardo Vargas que ve la portería grande y un Alexis Sánchez que canaliza todo el juego ofensivo de la selección.